El quite
Casi siempre que nos hemos referido a la "Topografía médica de la muy noble, muy leal y fidelísima ciudad de Villena", obra del médico villenense Francisco Tarruella Rico redactada en torno a 1934 y que, magnífica, obtuvo en 1935 el Premio Roel del Instituto Médico Valenciano, hemos apostillado la injusticia de su carácter inédito, vergonzosamente inédito, indignamente inédito; obra frecuentemente citada y nunca publicada de la que, con el paso del tiempo, unos y otros hemos extraído información cuando lo suyo hubiera sido pelear por darle, con integridad, luz pública.
La obra de Tarruella contiene aspectos que están tratados con maestría y aun siendo tardía en su género, puesto que las topografías médicas "modernas" aparecieron en las dos primeras décadas del siglo XX o acaso a finales del XIX, ésta no desmerece una tradición investigadora sobre los pueblos. El médico Tarruella honró con creces dicha tradición científica ofreciéndonos, además de la información histórico-geográfica sobre la ciudad, una descripción privilegiada de la Villena social del primer tercio del siglo XX. Debería avergonzarnos el que no se haya publicado. Y mientras esto no es, pasamos sobre ella aun citándola como parásitos de ella.
Si yo pudiera la editaría. Facsímil. Acompañada de algunos estudios preliminares donde diversos autores, según especialidad porque en la topografía hay diversas especialidades analizaran el contenido precioso del libro. Algo así como se hizo en la capital de la provincia con la obra "Residencia invernal de Alicante", original de 1889 de Esteban Sánchez Santana; o también con la de José Guardiola Picó, "Reformas en Alicante para el siglo XX", de 1909.
Si manifestamos esta inquietud es porque vemos actualmente que otra obra inédita sobre Villena se está desmigajando en el picoteo o zarpazo curioso de lectores que por la gentileza y confianza del autor disponen de ella. Cosa que supongo ha de estar reconcomiendo las entrañas del autor que, traicionada la discreción oportuna que exigen estos adelantos, ha de ver cómo una semana sí, otra también, algún párrafo que otro sirve para añadir información a trabajos amigos. Me refiero concretamente a la monumental obra "La fiesta de los toros en Villena. Orígenes y tradición" de César López Hurtado. Monumental por su volumen y contenido.
Como no está el horno para bollos, no es momento de reiterar elogios al quehacer investigador de López Hurtado. De su rigor ya hemos hablado en otras ocasiones, de su precisión en los datos, de... De todo lo que hace de sus estudios fuentes indispensables por contener muchos saberes sobre la ciudad. No en vano, a su conocimiento hemos acudido y acudimos para saciar con creces nuestra sed historiográfica. Recibiendo siempre agua de excelente calidad. Y maná. No menos sé de su meticulosa manera de trabajar, experiencia de cuando nos embarcamos con el profesor José Puche Acién en la locura sobre la prensa en Villena. Investigación que si por César hubiera sido siendo generoso lo publicado aún lo hubiera sido más.
El desprendimiento científico de César López está demostrado con creces y, por lo que leo, esta generosidad creo que no está siendo respetada en su historia de los toros en Villena. Porque yo veo, porque yo leo, que por aquí y por allá salen datos de su obra como polvorón que se tose. Y tenemos que ser más respetuosos con lo no publicado. De otra forma nos quedará el sinsabor de haber comido a algunos de haberse atiborrado de un plato que cocinado por otro no era exclusivamente para nosotros. Y más respetuosos deberíamos ser cuando se está peleando por su edición. Mientras tanto no vale siquiera la consuetudinaria y comedida "mojá y p'atrás".