Editorial

El Rabal, de todos

La decisión adoptada de manera mayoritaria por los 71 compromisarios que componen la Junta Central de Fiestas respecto a la modificación del trayecto del desfile de la Retreta por algunas calles del barrio del Rabal ha generado, de manera casi inmediata, una agria polémica no exenta de improperios ni exabruptos.
La decisión de la Asamblea General Ordinaria de la Junta Central de Fiestas supone, en la práctica, que la Retreta deje de transitar por las calles Palomar, San José y un tramo de la calle Nueva, lo que ha sido interpretado por la Asociación de Vecinos del Rabal y la Asociación pro-restauración de la ermita de San José como una afrenta, un desprecio hacia los habitantes de un barrio que desde hace años está luchando por su supervivencia apostando para ello por la revitalización de sus calles y su conversión en un entorno cercano y agradable susceptible de ser usado por ciudadanos de Villena y turistas, ya que es innegable que su potencial como atractivo para el turismo es elevadísimo.

En un escrito durísimo (pueden leerlo íntegramente en la página 18), los vecinos del Rabal rechazan las últimas decisiones y se presentan ante la ciudadanía como víctimas de los “reiterados ataques de determinados estamentos festeros”, recordando que desde el propio barrio se están realizando grandes esfuerzos para reactivar el entorno e incentivar el tránsito de visitantes, tanto durante las fiestas locales como en las que allí se organizan para dar a conocer el barrio.

Llegando aún más lejos, los vecinos impelen a los representantes políticos de la ciudad a rechazar la decisión tomada por el ente festero, lo que sin lugar a dudas puede suponer un choque de intereses entre las concejalías de Fiestas y Turismo, e incluso Bienestar Social, puestos a afrontar en su totalidad la problemática que vive el barrio. Difícil papeleta para el ayuntamiento.

Desde estas líneas, queremos pedir no obstante moderación y prudencia tanto a unos como a otros. Las cosas pueden y deben discutirse partiendo del respeto y la comprensión hacia las razones del otro. En cualquier caso, y sumándonos a un llamamiento expresado en nuestros foros, es innegable que el Rabal es Villena, y si presenta ciertas problemáticas como barrio (pocos habitantes, problemas sociales, etc.) es debido a la dejadez de todos, instituciones y ciudadanos. Las fiestas pueden renovarse, modernizarse o reinventarse en su totalidad, pero historia sólo tenemos una y el Rabal es una parte muy importante de la misma. Su rehabilitación, para uso y disfrute de todos, es una tarea común. Manos a la obra.

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