El Rabal, la Junta y la Retreta
Vaya por delante que a mí la Retreta no me gusta nada. Ha perdido desde mi punto de vista todo lo bueno que tenía y se ha convertido, salvo honrosas excepciones, en un desfile más cutre que el del Carnaval. Por tanto, en primer lugar, lo que los de la Junta Central tendrían que haberse planteado es si vale la pena seguir manteniendo un desfile que cada vez vale menos.
Los tiempos cambian, y si la gente no quiere salir en la Retreta que sean valientes y pongan otra cosa, un desfile de escuadras especiales por ejemplo. Así los que tienen que vender nuestras fiestas fuera de Villena tendrían un desfile que a su vez podría sustituir a la feria esa que hacen en el polideportivo en invierno, si a su vez se colocaran unos stands en el recinto ferial para que las escuadras especiales vendieran su producto. Porque no me negará nadie que se le pone la carne de gallina cuando te vas a las fiestas de un pueblo y descubres que ese traje que llevan los moros, o el otro que llevan las cristianas, lo has visto estrenar en Villena. De esta manera la gente de fuera vendría a Villena y vería de un golpe todos los trajes nuevos que se estrenan aquí y que luego se alquilan para allí, con las consiguientes invitaciones a cantueso, a sequillos, etc, etc.
Así la solución con los vecinos del Rabal quedaría clara, porque no es que se eliminaran unas cuantas calles del Rabal en el desfile. Si la Retreta se cambiara por un desfile en el que las carrozas, los boatos, los camellos y los caballos fueran los protagonistas, no podrían pasar por las calles de este barrio y asunto arreglado. Los vecinos del Rabal comprenderían que no es que se les discrimine por que se recorten las calles del casco antiguo por las que pasaba el desfile, sino que un cambio de estas características haría entrar en razón a estos vecinos que quieren que las fiestas sigan pasando por la puerta de sus casas. Pero es más, si este nuevo desfile de escuadras especiales se realizara en las Peñicas, o en la Morenica, la Junta Central de Fiestas se apuntaría un tanto porque lograría llevar las Fiestas a otras calles que también tienen derecho a que les pongan arcos, tribunas y sillas. Otras calles que se llenarían de confetis, de serpentinas y de vasos de plástico rotos con restos pegajosos de cubata por todos los sitios. Porque claro, a lo que no hay derecho es que si se pretenden cambios en las fiestas siempre se esté pensando o en la Corredera, en la Calle Ancha, en el Rabal y en el Castillo. ¿Es qué no hay más calles en Villena?
A mí me gustaría que en mi calle pusieran arcos y que las bandas de música pasaran a toda hora tocando, aunque a mi vecino el del primero le fastidiaran la siesta. Pero tú sabes qué alegría de calle.
Yo pienso que la Junta Central y el Ayuntamiento tienen ahora una oportunidad única de romper e inventarse una nueva tradición. Y que los vecinos del Rabal tendrían que ser más solidarios con el resto del pueblo y cedernos a los de la Constancia al menos un desfile.