Si hace un par de semanas les revelaba que no me gusta el cortometraje, hoy toca confesar que el cine de animación tampoco es que me mate precisamente. Y no, no es ni mucho menos porque, como les ocurre a algunos, piense que es un producto exclusivamente para niños... Ni tampoco se trata de que me parezca un arte poco meritorio. Más bien me sucede todo lo contrario: por lo general, ante un film de estas características, me quedo anonadado ante el prodigio de su factura técnica y admiro sus logros artísticos; pero acabo olvidándome de la historia que me cuenta, y una vez finalizada la proyección no me deja ningún poso. Me da lo mismo que sea un clásico histórico de la factoría Disney, la última joya de Pixar o la nueva maravilla del estudio Ghibli: simplemente, no conecto emocionalmente con lo que veo en la pantalla. No entro, vaya. Qué le vamos a hacer.
Por supuesto, hay excepciones, y haciendo un esfuerzo puedo recordar algunas cintas de dibujos animados que me han gustado bastante; pero incluso de entre todas ellas sería raro que alguna consiguiese entrar en la lista de mis películas preferidas de todos los tiempos. Pero de vez en cuando se produce el milagro, y esto es lo que me ha sucedido con Spider-Man: Cruzando el multiverso, una de las películas más exitosas del momento y que, a decir de los expertos, supone un hito en la historia del cine de animación. Y sí, es posible que el hecho de que esté protagonizada por uno de mis personajes de ficción favoritos (si no el que más) tenga algo que ver. Pero al margen de eso, lo que con esta nueva aventura de Miles Morales han conseguido los directores Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson, así como todo el equipo de artistas y animadores a su cargo, es desarrollar y enriquecer los méritos de su precedente, Spider-Man: Un nuevo universo -que ya era una de mis películas de animación predilectas desde su estreno hace un lustro-, haciendo gala de una dramaturgia elaboradísima y una animación que aúna técnicas y estilos varios; lo cual acerca la propuesta a una experimentación en principio inesperada en un film con alma de blockbuster. El resultado es una gozada para los sentidos de dos horas y veinte de metraje (una duración inusual para un film de animación), repleta de referencias y homenajes que van mucho más allá del fan service vacuo-; y que hay que ver en pantalla grande y, si es posible, en versión original. Incluso si, como a mí, no les vuelven locos los dibujos animados. Imaginen si sí.
Si este nuevo estreno ha servido para que usted que me está leyendo se haya convertido en un fan del ya mítico Hombre Araña o conozca a alguien que le haya ocurrido esto, no estaría de más que -además de rescatar el voluminoso ensayo Spider-Man: La historia jamás contada de Julián M. Clemente- le echaran un vistazo al reciente Spider-Man: 60 maravillosos años, espléndido libro publicado hace unos meses para celebrar precisamente eso: el sesenta aniversario de la creación del personaje más popular de Marvel Comics. En sus páginas, con textos a cargo de los italianos Fabio Licari y Marco Rizzo, encontrarán un completo recorrido por la historia del personaje de Spiderman (para mí, escrito sin guion y pronunciado tal cual; nada de espaidermen) dividido por décadas: su primera aparición a cargo de Stan Lee al guion y el gran Steve Ditko al dibujo, los principales artistas que se han hecho cargo de sus aventuras, la nómina de personajes secundarios y villanos más emblemáticos de su carrera, las distintas cabeceras que ha protagonizado a lo largo de la historia -incluyendo esa espléndida Ultimate Spider-Man creada para renovar al personaje y enfocarlo de cara a una nueva generación de lectores-, su interacción con otros superhéroes de la compañía... y, finalmente, ese “Universo Spider-Man”, también llamado “Spiderverso”, que se gestó en los cómics de estos últimos años y que se ha visto consolidado por la película recién llegada a los cines. Todo ello, acompañado de un nutrido apartado gráfico que hace de este volumen el regalo perfecto para todo spiderfan que se precie de serlo.
Y ya puestos a hablar de libros sobre cómic, cómo no recomendar la biografía de su creador: Stan Lee. En La asombrosa vida de Stan Lee se repasa de forma documentada la trayectoria vital y artística de quien, empezando desde lo más bajo, acabó convirtiéndose en la cabeza visible de Marvel Comics y creador de la mayoría de los personajes clave de su universo de ficción: no solo concibió a nuestro trepamuros favorito, dado que Hulk, Iron Man, Thor, el Doctor Extraño, los Cuatro Fantásticos o la Patrulla X original -por citar solo los más antiguos y relevantes- nacieron de su fecunda imaginación. Y sí, su historia presenta numerosos claroscuros, pero Danny Fingeroth -quien, como aquel, también ejerció de guionista y editor en la editorial- recoge las distintas versiones de todo lo sucedido de la forma más objetiva posible y deja que el lector, después de haber disfrutado de la lectura de las casi cuatrocientas páginas del libro, pueda sacar sus propias conclusiones. Como no podía ser de otra forma, se trata de una lectura indispensable para cualquier marvelita de pro.
Lamentablemente, hoy toca concluir esta columna con una nota necrológica: ha querido el fatal destino que el éxito de Spider-Man: Cruzando el multiverso en los cines de todo el mundo haya coincidido con el fallecimiento, esta misma semana, de John Romita Sr. Quien heredó los lápices del maestro Ditko una vez este abandonó la colección acabó dándole a Peter Parker y su mundo su versión gráfica definitiva, para muchos todavía hoy la más redonda de toda la historia del personaje; y que constituye los verdaderos cimientos sobre los que se construyó, en términos visuales, todo lo que vino después. Esta columna arácnida va por usted, señor Romita, con una gratitud que no soy capaz de expresar por escrito.
Spider-Man: Cruzando el multiverso se proyecta en cines de toda España: Spider-Man: 60 maravillosos años y La asombrosa vida de Stan Lee. Una vida en clave Marvel están editados por Planeta Cómic y Dolmen respectivamente.