Vida de perros

El último en enterarse

El señor Sebastián, Ministro de Industria entre otras carteras, aquel que suscitó la polémica sobre el uso de la corbata, lanzó hace días un mensaje tranquilizador. No sorprende si tenemos en cuenta que pertenece al equipo liderado por Zapatero. En sus respuestas al cuestionario de la Otero incidió y coincidió con las expectativas del presidente respecto a la curva de la actual crisis. Según sus teorías será después del primer trimestre del presente año cuando la línea económica comience su ascensión. Me alegraré si es así, y prometo que también me alegraré si en lugar de comenzar después del primero lo hace después del segundo o del tercer trimestre.
De los factores en que se fundamenta la afirmación del ejecutivo no hablaré, así que será mejor que los busquen en fuentes más oportunas si les interesan. De lo que sí quiero hablarles es del modo en que han cambiado los discursos sobre la situación económica nacional. Quizás el señor Sebastián no sea el mejor ponente para despertar la chispa que da inicio a esta reflexión: el Equipo de Gobierno español ha tratado de mantener una postura prudente y discreta desde los prolegómenos de la tormenta. De ahí que dé pie a salivazos que los acusan de intentar esconder la crisis, de mentir, de engañar al país.

Lo que ha hecho ZP –por grupo socialista– y continúa haciendo creo que podemos entenderlo mejor si lo transportamos a otra situación: emplazándonos en un cine donde se ha producido un pequeño incendio todavía no identificable por los espectadores de la sala, ZP ha encendido las luces y se ha dirigido al personal diciendo: “por favor, debido a un pequeño problema nos vemos obligados a desalojar la sala”. Por su parte Mariano, y en mayor medida gran parte del gentío que congrega a su derecha, descontentos con los modos dicen: “¿Por qué nos escondes que estamos en peligro?”, y lo que es peor, dicen “grite ¡Fuego!, es más, lo diremos nosotros ¡¡Fuego!!”. Y al grito de ¡Fuego!, cientos de personas salen de estampida, destrozan butacas, pierden abrigos y sufren pisotones, arañazos y demás agresiones.

Y ya metidos en la avalancha, como estamos, es cuando comenzamos a advertir el modo en que cambian los discursos y opiniones. Teorías esbozadas y lanzadas desde las prestigiosas mentes económicas del país. De esas mentes a las que muchos ojos miramos diciendo: ¿es que no sabíais lo que venía? Mentes que ahora nos explican que el sistema capitalista funciona así, que tiene sus ciclos: ahora esto, mañana lo otro… Y tonto de mí todavía cuando los escucho me pregunto: ¿y eso no lo sabíais hace cinco o seis meses? ¿Y entonces por qué en lugar de contarlo describisteis aquellas páginas del Apocalipsis?

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