El valor de una sonrisa
Ahora descansa en paz. Y a nosotros nos lega una sonrisa imposible de olvidar
Sin molestar. Te has ido sigilosamente, casi de puntillas. Con la misma discreción con la que viviste. Todo el mundo destacaba en tu despedida el valor de tu sonrisa permanente. A fin de cuentas, esa es la huella que has dejado en todos nosotros, y el recuerdo que nos va a quedar siempre. El de una buena persona que quiso y sonrió a todo el que se puso en su camino, interesándose por los problemas y quebrantos de todos, y celebrando sus alegrías.
Mi madre nació y murió en la misma casa de la calle Mayor. Desde que se aproximó a su 80 cumpleaños, sus llamadas telefónicas se sistematizaron y pasaron a ser diarias y metódicas. Así, y durante casi dos mil días seguidos, hablamos sobre lo que más le gustaba, Villena, cuyos acontecimientos y sucedidos repasábamos con gozo. Ella, con su memoria prodigiosa, me sacaba a colación datos y recuerdos aportándome pelos y señales de los años de la postguerra.
Tras el confinamiento decidí que sería interesante que leyera los libros editados por la Comparsa de Estudiantes de los Premios Faustino Alonso Gotor. Los primeros que se bebió fueron los del Alfredo Rojas y el café de las 12 de Juanjo Torres y el Hospital de Villena de Eleuterio Gandía. Estaba esperando la apertura de la Biblioteca Municipal para sacarle más.
Al final de nuestras conversaciones, y sobre todo de un tiempo a esta parte, siempre terminaba con un ‘hasta mañana’, y tras una pausa bien marcada, añadía ‘…si Dios quiere’. ¿Y cómo no va a querer Dios? Pero hoy comprendo el significado de esa pausa y el tono exacto en el que me hablaba. Isabel estaba cansada, exhausta a sus 85 años. Y sólo ella, tan creyente, sabría de sus conversaciones con los de arriba.
Ahora descansa en paz. Y a nosotros nos lega una sonrisa imposible de olvidar.
Así es, así fue, Antonio:
«El de una buena persona que quiso y sonrió a todo el que se puso en su camino, interesándose por los problemas y quebrantos de todos, y celebrando sus alegrías.»
Que no se nos olvide.
Memoria y rezo.
Un abrazo.
Lamento tu perdida. Es toda una generación que se nos va poco a poco.
Un abrazo
Marco a. Esquembre Bebia
Querida Isabelita: se quedó pendiente nuestro próximo encuentro. Hace unos días te felicite en tu Cumpleaños y cosas de la vida…mi encuentro contigo fue en tu querida Iglesia de Santa María (que también es la mía). El Señor te llevó como tú querías: en silencio, despacito, dulcemente. Sé que me querías mucho y sabías que yo también te quería y te quiero. Voy a extrañar mucho tu ausencia y esas tardes de conversación contigo, de tu bondad, tu inmensa sonrisa, tu saber estar siempre. Eras muy culta y con gran inquietud por aprender. Nos conocimos estudiando. Sé que dejaste muchas ilusiones en el camino…Nuestros encuentros trataban principalmente de cultura y eras feliz; te transformadas y tu sonrisa brillaba y todavía era más bonita. Nos alegrabamos mucho de los éxitos de los demás. Tu enseñanza me caló y aprendí mucho de ti, algo que nunca olvidaré. Y seguiré hablando contigo a través de Nuestro Señor porque tu fe también contagiaba. Serás feliz y estarás en el mejor sitio porque te lo mereces. Y pediras por tu familia como también por todas las personas que conociste, que te quisimos y te recordaremos siempre con mucho cariño. ISABELITA amiga mía DESCANSA EN PAZ Encarnación Pérez Vidal 11 de Agosto de 2020E
Buena mujer Isabelita, feliz marcha ha tenido, que descanse en Paz.
Un abrazo a toda la familia
y padre? , hay?,.. mis condolencias.