El visto bueno
Tengo que confesarles que desde hace varias semanas vengo planteándome si vale la pena continuar con esta columna, si debo modificarla o cambiar de estilo. Esa es la razón por la cual no he acudido puntualmente a mi cita semanal con todos ustedes. Desde que descubrí hace unas semanas que ya está todo hecho en Villena, empecé a preguntarme si unas reflexiones de carácter reivindicativo, como son las mías, tenían sentido en un pueblo en que como éste no cabe la reivindicación, porque a decir de lo que aparece en la Tele de Celia y, según descubrí más tarde, también en las portadas de algunos periódicos, todo está hecho. A estas alturas del año, se ha cumplido al cien por cien el programa electoral del Partido Popular. Y si ese es el sentir de la calle, la verdad es que una se pregunta qué hace aquí todas las semanas delante de un folio en blanco, tratándole de hacerles ver que todo no es lo que parece.
Esta sensación empezó a ocurrirme hace como un mes y medio, cuando descubrí justo en una de las portadas de este periódico el signo de visto bueno. Tonta de mí, cuando vi el simbolito al lado de una foto de unos terrenos pensé que se trataba de la gaviota del PP, y como debajo decía Puerto Seco, mi primer pensamiento fue que se trataba de una propaganda electoral, máxime cuando a la semana siguiente, o a la otra, salió otra vez la gaviota con una foto de una piscina cubierta. Una tarde, tomando café con mis vecinas le pregunté a la del cuarto, ¿tú sabes por qué se está gastando dinero el PP en el periódico si ahora no hay elecciones?. Ésta me miró con ojos de llus, así como entrecerrados, y me soltó: ¿pero qué dices loca, dónde has visto tú la propaganda del PP?.
En cuanto le enseñé las portadas de los periódicos indicándole lo que para mí era una gaviota, casi se cae de la silla de la risa. Las otras vecinas que estaban con nosotros no acababan de entender lo que pasaba, viendo a la del cuarto llorando de risa y a mí como una idiota señalándole con el dedo la gaviota. La verdad es que la del cuarto quería explicarme algo, pero en cuanto pronunciaba la primera palabra, volvía a estallar de la risa. Y las otras y yo mirándola tratando de descifrar lo que entre una carcajada y otra decía. Al final la del tercero cayó en la cuenta y me dijo: ¿No me dirás que has confundido ese símbolo con una gaviota. ¿Es que no es una gaviota?, le pregunté. Pues no, alcanzó a decir la del cuarto antes de volver a estallarle la risa. Y si no es una gaviota, entonces ¿qué es?, les pregunté. Entonces me contaron que el dichosito símbolo quiere decir que una cosa ya está hecha, que alguna gente cuando va al supermercado en vez de ir tachando lo que va comprando pone el símbolo ese al lado de donde anteriormente había puesto yogures naturales, por ejemplo. Yo pensé que lo mejor para saber que has hecho una cosa es tacharla, pero después de tal metida de pata, a ver quien le discutía a éstas que no paraban de reírse.
Yo no sé si la alcaldesa puede adelantar las elecciones, pero yo si fuera ella lo haría, porque no está bien que si han adelantado tanta faena en un año, que se tiren ahora tres años parados en el ayuntamiento. Lo justo sería que adelantase las elecciones. Lo que ocurre es que luego te echas a la calle y te das cuenta de que, como a mí me ocurrió con el símbolo del visto bueno, las cosas no son lo que parecen.