Vida de perros

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Vivimos días extraños, malos tiempos para la lírica, la falta de empleo nos come la moral incluso a quienes de buen gusto padecemos el nuestro, los bancos no se fían de nuestras intenciones y nosotros y nosotras no nos fiamos de ellos, el precio de la vivienda continúa estancado como si no se pudieran deshinchar los precios hinchados, María Dolores de Cospedal visita a nuestra alcaldesa para darle apoyo y confianza y se marcha sin saludarnos, sin darnos un poco de lo mismo, Villena sigue oliendo igual de mal, las barreras del tren nos hacen perder el tiempo habitual, no hacen nunca nada bueno en la tele y José Joaquín Valiente se ocupa de la concejalía de Igualdad… poco más se puede pedir.
Entonces, para completar el desalentador panorama, se da luz verde a la programación de un segundo Pleno mensual donde solventar los asuntos municipales. Y no es que yo diga que es innecesario. Pero tampoco voy a posicionarme totalmente en contra de la decisión de finalizar las sesiones plenarias a las doce de la noche que implantó nuestra alcaldesa. De hecho basta mirar a nuestro alrededor para comprobar que existen fórmulas alternativas, fórmulas que no requieren de un horario restringido ni de una sesión plenaria añadida, con el trabajo y esfuerzo que tal ampliación requiere por parte de los grupos políticos y del personal de nuestro consistorio. La fórmula consiste en acotar los tiempos que nuestros concejales y concejalas utilizan para realizar sus intervenciones y réplicas. Nada descabellado. Un procedimiento habitual en algunos ayuntamientos y en el hemiciclo del Congreso. Un procedimiento que obligaría a realizar un ejercicio de síntesis en cada propuesta y en cada réplica y contrarréplica. Un ejercicio cuyos resultados creo que serían positivos tanto para fomentar el diálogo dentro de las sesiones (las disertaciones extensas suelen provocar distracción), como para reducir el tiempo dedicado a cada punto, como para facilitar a la ciudadanía la comprensión de las exposiciones y la postura de cada partido político respecto a cada asunto.

Tal vez los resúmenes que los medios locales realizan tras cada sesión plenaria serían entonces menos subjetivos, puesto que en la síntesis de las intervenciones se transmitirían inequívocamente los titulares y las posturas respecto a cada asunto. Tal vez entonces la opinión ciudadana conseguiría tener una mayor conciencia a la hora de tomar posturas. La opinión ciudadana lejos de agarrarse a una frase suelta o a la postura del grupo con el que simpatiza, podría atenerse a los argumentos que surgen en el debate de cada uno de los puntos. No sé si esto serviría de algo, si provocaría una mayor implicación ciudadana en los asuntos que nos preocupan o incumben, pero creo que sí ayudaría a que nuestras afinidades y divergencias pudieran ser debatidas como asuntos serios y no como simples entretenimientos.

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