Es la ciudad, estúpido (I)
Y siguiendo el ciclo de columnas Variaciones de títulos y frases famosas hoy llega el turno a aquella exhortación con la que James Carville, asesor de Bill Clinton, orientó la campaña frente a Bush padre queriendo hacerle entender que el misterio el problema y la solución de aquellos problemas se encontraba en la economía. Con la misma intencionalidad quería usar yo hoy esta variante, señalando que el misterio el problema y la solución de nuestros problemas se concentra en la ciudad, en Villena, en el concepto de ciudad, en el concepto de Villena. No en cada uno de los elementos que la componen y que resultan más o menos problemáticos y cuyas respuestas son concretas y puede que efectivas al margen de la idea de Ciudad.
Pongamos el gran trabajo que se viene realizando para la promoción de la ciudad: el énfasis en adecuar y poner en valor nuestro patrimonio, el esfuerzo por vender turísticamente Villena. Creo que a nadie, queridas personas, se nos puede pasar por alto el tiempo y dinero dedicado a dicha causa. Y creo que a nadie le puede parecer mal la estrategia. Monumentos, patrimonio, fiestas, servicios
Salvo que comencemos a pensar en la ciudad en sí: en su limpieza, en el estado de sus aceras, en sus olores, en sus zonas deterioradas social y urbanísticamente, en la armonía de su conjunto. ¿O acaso únicamente deberíamos preocuparnos por construir una zona dulce de donde no debieran salir quienes nos visitan? ¿De unos momentos dulces donde todo ha de ser perfecto sin importar el antes ni el después? No en mi opinión. No al menos cuando veo a esos grupos que a media mañana dan un paseo por Villena, por ejemplo, hospedados en algún alojamiento, tras acudir a uno de nuestros festivales o alguna obra de teatro, y los veo pasear quizás tomando la calle San Sebastián o cualquier otra calle que no suponga el centro de nuestra ciudad. No al menos cuando uno de aquellos días en que todo huele a basura los imagino en la Torre del Homenaje contemplando las maravillosas vistas y conteniendo la respiración.
La ciudad, es la ciudad. Y no vale aludir a la hospitalidad villenera. Es la ciudad en su totalidad la que debe ser contemplada en conjunto, estudiada como unidad y planificada en consecuencia. Y es ahora, tal vez, con una ciudadanía más concienciada y movilizada, cuando se debe establecer un Plan General de Ordenación Urbana, al fin un Plan Especial de la Huerta, ahora que al fin (y desgraciadamente) podemos dejar de derrochar esfuerzos en el soterramiento o el alejamiento de unas vías que no solo han constreñido a nuestra ciudad y han dificultado las medidas para desarrollar una ordenación del tráfico fluida y un natural encauzamiento de las aguas pluviales. Es hora de repensar la ciudad y, como digo, quizás es ahora el momento con mayor posibilidad de hacerlo y de hacerlo bien. Ahora, cuando existe una mayor movilización ciudadana, implicada, que ha demostrado ser capaz de trabajar duro y de establecer organización y consenso.