Cultura

Evaluación no oficial de la Feria del Campo

La Feria más popular de nuestra ciudad así como el piloto asturiano triunfaron el pasado fin de semana. Consiguieron sortear tanto la lluvia (ambos) como la maldición del 12+1 (ella). La primera todavía se debate en cifras de éxito (problemas que acarrean las mentiras del “marketing”) y el segundo silencia temporalmente las bocas que anteayer lo aclamaban y ayer echaban tierra sobre su talento. La Feria del Campo, que es lo que nos toca, está viva y luce mejillas sonrosadas y amplia sonrisa de adolescente.
Aunque manifestara cierto escepticismo sobre el auge de las ferias en nuestra localidad (sin dejar de tener presente que “el camino del exceso conduce a la sabiduría”), siempre he mantenido cierta simpatía con esta Feria del Campo. Siempre me ha dado buenas sensaciones. Reconozco además que estoy enganchado y sigo, cada vez que las circunstancias me lo han permitido, el desarrollo del Concurso de Habilidades Tractorísticas (pese a que trasladar tal interés entre mis círculos relacionales me haya supuesto recibir los más diversos comentarios –“friki” es buen ejemplo como resumen–. El caso es que este evento ha sobrevivido a los cambios (de ubicación, de color en el consistorio…) y nos ha salido con cierto carácter independiente, algo que demostró al mantener su “share” el año que dejó de compartir fechas y espacio con la ¿desaparecida? Feria de Artesanía Festera. La Feria del Campo funciona. Pese a que su nombre se transformara en siglas (Campo, Agricultura, Motor… ¿…?). Pese a que olvidáramos las siglas. Funciona. Y atrae a las gentes de la comarca. Sin espectáculos. Sin atracciones. Sin casi nada. Funciona. Hasta tal punto funciona que uno no puede evitar pensar a la inversa. Me explico: pensar que en lugar de programar un concierto de música para promocionar y dar atractivo a la Feria (que ya hemos dicho que resulta innecesario), programar un concierto para promocionar y dar cancha a grupos musicales o teatrales al abrigo del éxito de la Feria –o a otros artistas, como en ocasiones se ha propuesto al celebrar un concurso de graffiti–. Mientras tanto y con buena salud nuestra Feria sigue adelante, gracias por supuesto al esfuerzo de un buen grupo de cabezas dedicadas en cuerpo y tiempo a organizarla.

Tras los focos: fue el domingo a las ocho y media. Me dirigía hacia la gasolinera por la calle de la Virgen. Bajaron las barreras. Cinco minutos más tarde más de cincuenta personas estaban detenidas en los cuatro accesos destinados a cruzar las vías. Treinta coches esperábamos a uno y otro lado del paso a nivel. Pasados diez, once o quince minutos cruzó frente a nosotros el regional destino Valencia. El conjunto, en su mayoría de pueblos vecinos, cruzamos las vías.

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