De recuerdos y lunas

Faltan huevos

En el certero saber popular la imagen de la avaricia –capital pecado– o de la ambición gruesa, del egoísmo, se dice con eso metafórico de que si el mundo fuera un huevo el fulanito ansioso se lo comería. Él solo. Entero. El poder es mundo.
En Villena siempre han sobrado huevos. Sobre todo viniendo de Bulilla en la Pascua de las Monas. Lo dice la canción popular: huevo, longaniza, pedazo toña... Que se ve que siempre nos pasa, como dice la otra canción popular pascuera, que apretamos con el tocino que nos hace mal y luego nos sobra lo que nos sobra. De la mona, el huevo. Pero con los comensales numerosos que en estos tiempos aparecen en cuadrilla chinchamelá parece que no sobrará tanto huevo. Acaso falten. Aunque atendiendo nuevamente al saber popular siempre es uno de cinco quien se lo come, cierto que con la colaboración de los otros cuatro. Así en la Villena política. Cinco y cinco. Y porque hay variadísimas formas de decirlo, sirva la que sigue: Este pequeñín y delgado meñique lo cogió. Este otro soberbio y presumido anular lo hirvió. Este central y largo corazón lo peló. Este inquisidor índice le echó sal. Y este pulgar gordito... ¡Se lo comió!

Ayer en el PP, hoy en el PSOE, cinco son cinco quienes disputan el poder. No nos preocupa que en los partidos haya debate. El mismo Carlos Beltrán, en aquella entrevista que le hacía Carlos Prats –hoy convertida por las circunstancias en premonición– consideraba normalidad la discrepancia interna. Nosotros también. Precisamente la falta de debate en los partidos es lo que aleja nuestra militancia. No entendemos la política de otra manera sino debate para crecer. Por ello abominamos de la uniformidad de pensamiento que se pretende para afiliados. Pero no nos engañemos. Aquí, ni en uno ni en otro partido hemos visto dialéctica de ideas.

Cuando nos preguntaban que qué pasaba en Villena, cuando concejales populares díscolos se sublevaban contra su alcaldesa, ironizábamos con coña diciendo que dentro de la derecha local que se dice liberal había surgido una corriente chestertoniana frente a otra menos chestertoniana y que ésta última se decantaba por no ver con tan malos ojos ciertos intervencionismos keynesianos en la acción política municipal y que la acinesia "neocon" era un poco jungla y que... Y que... ¡Que quítate tú para ponerme yo! Puñaladas traperas. Poco más.

¿En el PSOE?... ¿Acaso que si el distanciamiento de la agrupación respecto a los intereses de los trabajadores expoliados y de las clases medias también expoliadas que siempre han sido la razón de la praxis pública socialista frente al aburguesamiento de la casta ejecutiva del aparato?... ¿Acaso la contaminación del ultranacionalismo que ha enmudecido el grito internacionalista que siempre caracterizó a la izquierda?... ¿Acaso la política hídrica desnortada por un Plan Hidrológico que se niega –por ser imposible en la concepción que del Estado tiene el gobierno actual– a ser Nacional?... Nada de eso. Lo que nos llega es eso del cambio de estrategia y de rumbo —Sergio Palao dixit. ¿De rumbo?... ¿Hacia dónde?...

Carlos Beltrán ha quedado como nuevo Moisés pensado para la travesía del desierto que es la oposición y que atisbada antes de lo que se pensaba la Tierra Prometida caben urgencias de partido para llegar a la Alcaldía con otro candidato. Y que el nuevo portavoz socialista sólo es tabla de salvamento de quien vive en el naufragio. Pero aquí no llegamos. Nos lo dirá el devenir de la tormenta. Sea lo que sea, lo que desde fuera vemos es lo del huevo. Apetitos por un huevo. Y Villena harta.

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