Abandonad toda esperanza

Fin de fiesta en Sitges

Abandonad toda esperanza, salmo 633º
Para Miguel Herrero, que hizo de anfitrión y nos invitó a una fiesta clandestina

Llevaba la friolera de once años sin acudir al Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña (el de Sitges, vaya), pero como entenderán cuando lean las líneas que siguen esta vez no podía faltar aunque fuese solamente una escapada para aprovechar el fin de semana de tres días. Pese a ello, no crean que les voy a atosigar con títulos y títulos de películas, porque solo vi cuatro de los estrenos; y mientras que 70 binladens no se estrenará hasta enero del año próximo, a Cam, L'heure de la sortie y The Wind ni se les espera por el momento.

En realidad, fueron cinco los largometrajes que pude disfrutar durante esos tres días en la localidad barcelonesa, porque además de los citados también tuve la oportunidad de asistir a la proyección del documental Aquarius Visionarius, dedicado a la figura del realizador italiano Michele Soavi. Dirigido por su compatriota y colaborador Claudio Lattanzi, que acudió al evento para presentar su trabajo ante el respetable, es este un film que recorre de forma cronológica la carrera de quien antes de dirigir algunas de las cintas visualmente más impactantes del terror transalpino fuese ayudante de realizadores que son ya historia del cine de género europeo como Joe D'Amato o Lamberto Bava, por no hablar de un Dario Argento que primero lo acogió bajo su sombra protectora y del que después Soavi se quiso desligar para liberarse de sus injerencias como productor. Lamentablemente, no está previsto tampoco que este estupendo documento audiovisual llegue a las salas de nuestro país, y mucho me temo que -al menos por el momento- se quedarán ustedes sin poder verlo.

Ahora bien, no tienen excusa ninguna para no acercarse a la filmografía de quien dio rostro (bueno, medio rostro) al icónico repartidor de entradas de cine de Demons, porque este año el libro oficial del festival está dedicado por entero a él: Michele Soavi. Cineasta de lo macabro está coordinado por Diego López, programador de la sección Brigadoon que acogió el estreno de Aquarius Visionarius; y cuenta con un prólogo del realizador italiano Luigi Cozzi, al que los aficionados al cine abisal recordarán por haber firmado títulos como Star Crash o Contaminación: Alien invade la Tierra. Junto a ellos, el a la sazón también editor del volumen Lluís Rueda, Manlio Gomarasca, Gerard Casau, Ángel Sala y Mike Hostench (estos últimos, director y subdirector del festival) arman un volumen que recorre la vida y obra de Soavi desde sus comienzos hasta nuestros días. Por supuesto, lo que puede resultarnos más interesante es el análisis de los cuatro títulos fundamentales que su realizador ha legado al cine fantástico contemporáneo: Aquarius, El engendro del diablo, La secta y Dellamorte Dellamore (servidor también prefiere obviar el demencial título de Mi novia es un zombie que recibió esta cinta tan peculiar en su estreno en España). Pero los responsables no se olvidan de recoger también sus propuestas -cinematográficas o televisivas- pertenecientes al noir o sus biopics dedicados a figuras como San Francisco de Asís o Adriano Olivetti, el empresario que inventó la más famosa máquina de escribir italiana y la primera calculadora electrónica del mundo. La reunión de los distintos ensayos que se aproximan a estos apartados de su filmografía y una entrevista con el homenajeado da como resultado un pequeño hito de la bibliografía fílmica (a Soavi no se le ha hecho mucho caso hasta el momento, ni siquiera en su país natal), primorosamente editado y con fotografías a todo color. No lo dejen escapar, porque al igual que algunas de las películas analizadas, su lectura vale muy mucho la pena.

Por otra parte, el cierre de Sitges fue una fiesta por todo lo alto... y no solo porque la que ganó el premio a la mejor película del certamen focalice su trama precisamente en la celebración de una: Climax es el nuevo trabajo del siempre polémico Gaspar Noé, y al contrario que las citadas en el primer párrafo ha llegado ya a los circuitos de exhibición convencionales... sin necesidad de contar, además, con el aval de galardón alguno: aterrizó en los cines un día antes de que se hiciera público el palmarés, y antes de que a alguien se le ocurra hablar de filtraciones es de justicia señalar que un estreno no se organiza de la noche a la mañana. A título personal, tengo que confesar que he ido a verla con bastantes prejuicios a las espaldas, y no precisamente a propósito de su calidad: hace ahora dieciséis años, también en octubre pero de 2002, durante una proyección de Irreversible fue la primera vez (y única hasta la fecha) que me he planteado abandonar la sala ante la dureza de algunas de sus imágenes... aunque finalmente aguanté hasta el final y todavía hoy considero que valió la pena el esfuerzo. Volviendo a Climax, y como pasaría también con un film de Lars von Trier, señalar que es la película menos salvaje de su director no significa que no sea la que más barrabasadas incluye de entre todas las que están en cartel; como destacar que podría ser su trabajo más accesible no supone precisamente que deje de ser también la propuesta más radical de cualquier cine a cientos de kilómetros a la redonda. Y es que este director argentino afincado en Francia se permite una vez más jugar con las convenciones del lenguaje cinematográfico, empezando por un (falso) prólogo que es en realidad un epílogo, créditos finales (ahora iniciales) incluidos; para continuar con un segundo prólogo en plano fijo que incluye algunas referencias explícitas: que se divisen cintas VHS de Suspiria de Argento y Zombi de Romero no parece un peaje a pagar para que la película se proyecte en Sitges, sino una advertencia a propósito de la profesión de sus protagonistas (bailarines) y de cómo lo que prometía ser una fiesta previa al inicio de una gira acabará como el rosario de la aurora sin necesidad de recurrir a coartadas fantásticas. Las otras cintas que se advierten en dicho arranque están dirigidas por gente como Buñuel, Kenneth Anger, Pasolini, Fassbinder o Zulaswski; cineastas de la crueldad con los que Noé está encantado de emparentarse. Dicho así puede parecer una osadía por su parte -de hecho, no dudo que lo sea-; pero considero que ver Climax, gracias a cómo está contada más que a lo que cuenta, supone una experiencia única y difícil de describir, como lo fue en su día acudir al estreno de La edad de oro o Saló... Y no dudo en calificarla, además de como una muy justa ganadora del Festival de Cine de Sitges, y ahora que ni Noé ni su ego desmesurado me oyen, como una película importante.

Pero, como les decía antes, el fin de fiesta que fue la clausura de Sitges en la memorable jornada del sábado 13 se debió a otras muchas razones: por un lado, y ya que hablamos de películas importantes, la proyección de 2001. Una odisea del espacio, film de Stanley Kubrick que cumple medio siglo de vida este año; y que se vio precedida por una mesa redonda absolutamente histórica a la que tuve la fortuna de asistir y en la que participaron, entre otros, el técnico de efectos especiales Douglas Trumbull, el productor Jan Harlan y Katharina Kubrick, la hija del realizador. Por otro, el verdadero motivo que me llevó a viajar hasta Sitges este año: la celebración de un concierto a cargo del cineasta y compositor John Carpenter, que acompañado de una banda de músicos (entre ellos su propio hijo, Cody) interpretó los temas centrales de la mayoría de sus películas, incluyendo las únicas dos que no ha compuesto él mismo: La cosa y Starman. El director, que también interpretó tres temas inéditos en el cine y publicados en el álbum Lost Themes, ofreció un memorable recital que emocionó a la platea con los reconocibles acordes de títulos ya míticos del cine fantástico como 1997. Rescate en Nueva York, Asalto a la comisaría del distrito 13, La niebla, Están vivos, En la boca del miedo, Vampiros o, por supuesto, esa Halloween que ha cumplido cuarenta años en 2018 y cuya nueva secuela se vio esos días en Sitges antes de su inminente llegada a los cines españoles. En definitiva: una experiencia sensorial única e inolvidable, algo así como lo que ofrece Climax pero en vivo y en directo, y que además pudimos disfrutar en la mejor compañía.

También visitaron Sitges durante su tramo final estrellas de calibre tan variopinto como el director de El sexto sentido y Señales M. Night Shyamalan o la ex estrella de cine para adultos Traci Lords: del primero, seguro que volveré a hablarles en enero cuando se estrene Glass, de la que su autor presentó un avance ese mismo sábado de marras. De la segunda no diré nada, porque uno es un caballero... Y porque el poco espacio que me queda lo reservo para comentarles que la semana próxima se celebra la quinta edición de Video Game Comic.com, el salón del cómic de Alicante, donde estaré involucrado en alguna que otra actividad. Pero eso se lo cuento más detenidamente el próximo viernes.

Post Scriptum.- La película Cam, producida por Netflix, estará disponible en dicha plataforma a partir del 16 de noviembre.

El 51.º Festival de Cine Fantástico de Cataluña se celebró en Sitges del 4 al 14 de octubre de 2018; Michele Soavi. Cineasta de lo macabro está editado por Hermenaute; Climax se proyecta en cines de toda España.

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