Gente torera
Este es el nombre del programa de radio granadino que ha tenido la ocurrencia de aceptar mi colaboración como corresponsal. Antonio Giral me ha dado la alternativa en las ondas en una experiencia sublime, precisamente mientras el maestro Ponce cuajaba la faena del juampedro.
Desde el miércoles 17 hasta hoy, cuando rebasamos el ecuador del ciclo hogueril, me he encontrado y reencontrado con gente torera en cada rincón de Alicante. Multitud de aficionados villenenses anónimos y otros no tanto como Paco Medina, que estaba de asesor el día del indulto; Evaristo Velló, presidente de la Peña Cultural Taurina Villenense; Antonio Hernández, presidente de la Junta de la Virgen; Carlos Prats, de quien me consta su presencia en el coso acompañado por Andrés Martínez y Rafa Román; Victoria Abellán, presidente de la Comparsa de Marruecos; Manolo Catalán, presidente de la Peña Taurina El Callejón, bien acompañado por su familia; don Felipe Martínez, capellán de la plaza; Gabi, Luis, Rafa, Carlos
and so on, que diría un inglés.
Más gente torera, en este caso de otros sitios, pero informados sobre Villena y nuestra plaza de toros, con los que he tenido la oportunidad de conversar han sido Paco Cano, decano de los fotógrafos taurinos; Pepe Manzanares, padre y abuelo de toreros; Curro Vázquez, matador de toros, apoderado de Cayetano y tío de mi amigo Pedro Canalejas; Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea, matador de toros y ganadero; Julio Aparicio padre, matador de toros; Ricardo Gallardo, representante de la ganadería de Fuente Ymbro; José Joaquín Ripoll, de pasada; los novilleros Paco Criado Chato de Alicante, Joselito Ibáñez y Reyes Cañero; José María, Tomás y Berna, de la lorquina Peña Taurina El Volapié y algunos más puesto que en ambos casos, no son todos los que están.
Para el final dejo el agradable almuerzo que compartí con mis amigos el torero Gregorio Tébar El Inclusero y Manolo Berenguer El Tigre de Muchamiel, el último puntillero de vocación y generoso donante de preciosa documentación taurina. Por su parte, Gregorio es un derroche de experiencia que lleva a sus espaldas, entre otras cosas, cincuenta tardes en Madrid y que refleja en su rostro toda la felicidad de quien ha hecho del toreo un estilo de vida. El maestro es capaz de sintetizar en una tertulia todo lo sucedido durante un amplio sector temporal e histórico de la vida taurina, pues su actividad profesional se extiende a lo largo de más de cuarenta años, desde que se atreviera a tirarse de espontáneo con pantalones cortos hasta esta misma mañana, pues conserva el tipo para vestirse de luces en cualquier momento. Gregorio, además de lo que es como torero, resulta un hombre muy culto, comprometido con los suyos y un escritor de artículos de opinión que a nadie dejan indiferente, pues a veces su sinceridad resulta lacerante para algunos. Pueden leerlo en El País, Las Provincias, Opinión y Toros
Conmigo también es afectuosamente crítico pues sabe que no siempre escribo las cosas tal y como las pienso.