¿Cómo están ustedes?

Hallazgo asombroso

Uno a dos. Fútbol. Perdió España contra Bélgica. En Valencia. En el estadio de Mestalla. Partido amistoso. El gol de España lo marcó Zoco. Un magnífico remate de cabeza en un córner centrado por Amancio. Los de Bélgica, Van Der Berg y Puis. Los dos en tiros rasos. Este era el partido que en la tarde del uno de diciembre de 1963 se disponía a ver el abogado villenense D. Alfonso Arenas García cuando recibió de la mano de los niños Enrique y Pedro Domenech una nota manuscrita que telegráficamente decía: "Amigo Alfonso: Hallazgo asombroso. Vente con el fotógrafo y 'flash' y luces. Soler".

Y Alfonso Arenas se olvidó del fútbol y acudió a la llamada del amigo. Y participó de la maravilla de aquel "hallazgo asombroso" que había sido en la Rambla del Panadero. El abogado llevaba años apoyando la labor de D. José María Soler. No en vano, en 1957, siendo concejal, Arenas peleó la creación del Museo Arqueológico en Villena. Y lo consiguió. Hecho que siempre nos ha parecido trascendental para propiciar que, existiendo desde entonces un museo en Villena, el Tesoro se quedara en la ciudad. Sobre el descubrimiento del mismo y sus características, el jueves veinticuatro pasado impartió una hermosa conferencia la arqueóloga Laura Hernández Alcaraz, Directora del Museo Arqueológico José María Soler, conferencia organizada por el colectivo "Los 50, un tesoro", ese colectivo entrañable al que pertenecemos los nacidos en 1963 y que está empeñado en celebrar el medio siglo con satisfacción, alegrías y colaboración ciudadana. La asistencia fue muy nutrida, lo que prueba que este grupo mueve ilusiones. El acto lo abrió Luis Abellán recordando próximos eventos y realizando una precisa semblanza de Laura Hernández.

Lejos de aldeanismos, Villena puede estar orgullosa de sus Tesoros. Como confirmó y argumentó Laura, el Tesorillo y el Tesoro suponen un excepcional conjunto prehistórico. De la conferencia destacamos su carácter divulgativo, su magisterio. Así, la arqueóloga nos ilustró sobre el espacio geográfico –fundamental para comprender por qué Villena concentró tantos yacimientos–, nos situó cronológicamente y nos detalló las características formales y técnicas de ambos Tesoros.

Al hilo de la exposición nos surgió una obviedad, la de la necesidad de mantener y potenciar las campañas de excavaciones arqueológicas en Villena. En 1963, descubiertos los Tesoros, no se cerraban todas las incógnitas que suscitaban. Cincuenta años después, las sucesivas campañas arqueológicas desarrolladas en Villena siguen aclarando dudas que nos trajo su descubrimiento. Si de por sí la tarea de historiar es apasionante, en Prehistoria se catapulta la pasión ante las múltiples hipótesis que nos plantean los hallazgos. Entre las cosas que recuerdo de don José María Soler, recuerdo su aserto respecto a las excavaciones: Que no sólo se trataba de descubrir y desenterrar, sino de explicar lo descubierto. Que había más faena tras las excavaciones que en la propia excavación. En este sentido la labor de Soler fue excepcional. La memoria sobre el Tesoro de Villena publicada en 1965 por el Ministerio de Educación Nacional en el número 36 de "Excavaciones arqueológicas en España" prueba el buen hacer del arqueólogo villenense.

La otra noche, Laura, encantándonos en su conferencia, nos trajo su espíritu y su voz: "Nunca podremos olvidar, ni creemos que nuestros fieles colaboradores Enrique y Pedro la olviden tampoco, aquella espera dramática en el anochecer del día 1 de diciembre de 1963, ocultos en el fondo de una rambla perdida en hosco paraje del término villenense y a la luz de unas hogueras que hacían brillar, con destellos intermitentes, el oro de unos objetos que habían permanecido ocultos a las miradas humanas durante miles de años."

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