Halloween, el heredero y otras maravillas
Con el debido respeto, ¿se han enterado los amables lectores de que está a punto de nacer otro Borbón? Además, durante este fin de semana se celebra Todos los Santos, los Fieles Difuntos y la Ánimas, y en la moderna España también la fiesta de Halloween, dentro de esa moda postiza mediante la que somos invadidos por las maravillas originales de los USA y que comenzó cuando nos sumamos a la decoración del árbol de Navidad y abrimos las chimeneas de nuestras casas al farsante de Santa Claus. Celebramos Halloween con tanto fervor como si fuésemos sus ingeniosos inventores.
A medio camino como estamos entre el cementerio y las calabazas huecas crece la intriga sobre el sexo del feto de Letizia. Desde uno y otro medio informativo, desde una y otra región de España, desde uno y otro comentarista, desde uno y otro ciudadano entrevistado a pie de calle y hasta la gata de la tía Flora, todos se muestran felices y encantados por la noticia del siglo.
Con el debido respeto, tengo la impresión de ser el único español que discrepa en este ambiente de Real felicidad, y créanme que me parece algo rara tanta unanimidad. Es obvio que la deuda del pueblo español con la corona es muy grande; evidentemente Don Felipe es un hombre fuera de lo común que logró en un sólo curso académico el ingreso en la Academia General Militar y el grado de Alférez, repitiendo la proeza en los dos años sucesivos en las respectivas academias de la Armada y del Ejército del Aire. No existen precedentes en la Historia Universal, ni siquiera remontándonos a tiempos de Julio César, Alejandro Magno o el Cid Campeador. Al año siguiente ingresó en la Universidad, sumando los dos laureles nuevos de las licenciaturas de Derecho y Económicas a su incomparable currículum. No cabe duda de que el futuro rey de España es un ser nada comparable con el resto de los españoles.
La periodista y princesa es también una mujer de su tiempo, bien preparada profesionalmente, divorciada como puede ser toda española se este siglo, y que sin duda es una buena esposa, será una madre ejemplar y la mejor reina posible acorde con la era que estamos viviendo. Lo que me pregunto es que si la Monarquía está en sincronía con estos tiempos, porque la Constitución declara la igualdad entre todos, sin distinción de sexo, y sin embargo el llamado a ser Jefe del Estado es el hijo varón de un determinado señor. Con el debido respeto opino que deberían vivir cotidianamente pero no con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, que deberían considerar a los españoles que sí estamos convencidos de que todos nacemos iguales, y que en un gesto de coherencia Don Felipe debió sacrificar el amor de su amada a cambio de mantener los privilegios que les vienen por la gracia de Dios. Me pregunto con el debido respeto por qué únicamente yo expreso esta opinión heterogénea y qué consecuencias puede esto tener si nace una niña, por qué los políticos tienen miedo a modificar la Constitución aun por razones de Estado, por qué adoptamos sólo las costumbres folklóricas procedentes de los EEUU y no nos planteamos las otras, ya aplicadas en naciones de larga tradición democrática.
Como esto va a seguir así, ya me imagino la futurista escena de la típica familia española sentada en torno a una mesa y a un pavo asado, celebrando el Día de Acción de Gracias escuchando el discurso leído por un rey apellidado Ortiz. Dicho sea todo esto con el debido respeto.
Nota: Esta columna fue publicada por El Periódico de Villena el pasado viernes, antes del nacimiento de la hija de los Príncipes de Asturias.