Apaga y vámonos

Hay que tener rostro

Cuando me preguntan por ahí por qué me gusta esto del periodismo local, con lo monótono que parece todo, siempre con el raca-raca de la plaza, las vías y culebrones similares, yo respondo que más bien todo lo contrario. En realidad, no se me ocurre otra profesión donde puedas sorprenderte día sí y día también con la misma intensidad que en la mía.
Para desgracia de marujas y porteras (y marujos y porteros, no se me escandalice el feminismo militante), no me estoy refiriendo al Tomate de estos últimos días, vergonzoso episodio de cotilleo, rumorología y demás excrementos urbanos, sino a la actuación del portavoz de la Plataforma en Defensa del Medio y el Entorno de Villena, Don Fernando Úbeda Lillo, y supongo que el resto de integrantes de la misma, que han pegado un patinazo de los que hacen época y nos han dejado a todo el gremio que nos pinchan y no nos sacan sangre.

Pongamos que la Plataforma convoca una rueda de prensa. Digamos que, como sus integrantes trabajan, lógicamente lo hacen a horas “intempestivas”, es decir, cuando a los que nos dedicamos a esto, que acabamos de dejar atrás una jornada de 9 ó 10 horas de curro, nos apetece estar con nuestras familias, parejas o amigos. Pero como se trata de la Plataforma –o cualquier otro colectivo a cuyo trabajo atribuimos valor y por cuyas declaraciones y actuaciones mostramos interés–, nos robamos horas de asueto y descanso para cumplir con nuestros lectores.

Llegas al lugar convenido, tomas nota o grabas la intervención y la publicas al día siguiente. Además, como nadie te dice en días posteriores que rectifiques tal o cual cosa, das por hecho que has realizado bien tu trabajo, trasmitiendo correctamente el mensaje lanzado por Úbeda, un señor mayor de edad y, en consecuencia, responsable de sus actos, al menos en teoría, porque ahora que le han metido una querella por injurias y calumnias dice que nones, que si hay condena ésta debe repartirse con los medios de comunicación, que los muy canallas han publicado lo que él dijo.

Lo normal en estos casos es que sea el demandante, Reciclados del Mediterráneo, quien exija, si lo considera pertinente, responsabilidades a los medios, pero como no lo considera, porque tiene muy claro que los responsables de lo dicho son Úbeda y la Plataforma, y no los medios, que no han hecho más que su trabajo, no nos han exigido responsabilidad alguna. Mientras que es el demandado –quien nos convocó, quien dio por bueno el relato que hicimos de sus declaraciones– quien se descuelga ahora pidiendo que asumamos parte de la culpa. Para cagarse, señora.

Dicho lo cual, me quedan una impresión personal y una certeza absoluta. La impresión de que Úbeda y la Plataforma son conscientes de haber metido la pata y están acojonados por la que se les viene encima. Y la certeza de que, a partir de ahora y en lo que a EPdV respecta, la Plataforma deja de existir, no sea que nos vuelvan a intentar llevar al juzgado por cubrir sus noticias, declaraciones o actividades.

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