¿Hombres o ratones?
En las tertulias taurinas he escuchado decir a los matadores -en demasiadas ocasiones- que el miedo al toro es relativo, que lo que de verdad asusta es el público, el miedo al fracaso y la responsabilidad de cada tarde en que uno se viste de luces. Opinando sobre esto puedo llegar más lejos, porque incluso he conocido a toreros que han derrochado valor hasta el punto de aparentar no tener miedo y otros que han sido capaces de torear sin inmutarse careciendo del mínimo de valor y sin que se les pueda llamar cobardes. Los toreros no son ratones, son hombres que se transforman en seres grandiosos al vestirse de grana y oro.
¿Nosotros somos hombres o ratones? ¿Se acuerdan de aquella serie que se emitía en uno de los espacios del formidable programa de la imaginativa televisión de los ochenta La Bola de Cristal? Las aventuras de La Pandilla con Spankie a la cabeza nos llevó en uno de sus episodios a la búsqueda de un tesoro en la cueva de un gigante abominable. Hubo un momento en el que la mayoría de los pandilleros estaban asustados y el citado protagonista los arengó poniendo en duda su valor comparándolos interrogativamente con hombres o con ratones. Ni que decir tiene que terminaron la aventura enardecidos.
Y nosotros, ¿somos hombres o ratones? Con la arrancada del año nos volvemos a encontrar con mayores subidas de impuestos y otras incongruencias. El gobierno ha mantenido el estado de alarma ante lo que ha considerado preocupante con dudosa uniformidad de rasero, ha remarcado la presión fiscal que ya apretó demasiado a mitad de año y endurecido la ley antitabaco con las imprevisibles consecuencias que ello pueda tener, pero seguro perjudicando a aquellos empresarios de la hostelería que cumplieron la anterior ley e invirtieron adaptando sus locales con zonas sin humos. Congelación de las pensiones de los que ya están licenciados del trabajo, destrucción de las últimas miserables ayudas para los que no pueden trabajar, incremento del coste de la energía en más de un 30% desde el 11-M, cuotas de mínimos para los partidos políticos y poderes autonómicos en el Tribunal Constitucional, Consejo General del Poder Judicial y cajas de ahorros, concesiones indignas a los terroristas, filtraciones y favoritismos judiciales, opacidad política y ensimismamiento opiáceo general.
Hasta los ratones estarían reaccionando ante una pertinaz situación como la que persiste, persiste y persiste en España, mientras que los hombres y mujeres de esta gran Nación presenciamos el espectáculo como si fuéramos meros espectadores y quiero hacer apología del derecho de todos a intervenir en esta tarea de rescate abogando en primer lugar por hacer un llamamiento a la asonada no violenta.
¿Qué les parecería en vez de llevar al tesoro los próximos impuestos directos nos unimos para depositarlos en los juzgados? ¿Qué les parece si en las próximos elecciones en vez de ir a votar a la sota, al caballo o al rey, introducimos en las urnas papeletas exigiendo listas abiertas y comicios a dos vueltas?
No somos hombres.