De recuerdos y lunas

Imágenes falsas

Ya era primavera terminando marzo y El Periódico de Villena nos anunciaba la presentación en Valencia del libro "Imágenes falsas" de Alejandro Lorente, presentación que será el próximo veintitrés de abril, Día Internacional del libro. Buen homenaje al mismo siendo "Imágenes falsas" reedición por la editorial RiE de un libro de poesía que quedó finalista en los Premios de la Crítica Valenciana en 2008. En RiE –Redactors i Editors S.L.– publicó Patrick Martineau su "Bajo una cama en París".

Que nos importe Alejandro Lorente es por su ser poeta y por su amistad. Amistad nacida del compartir la condición de esa profesión de riesgo pero hermosa que es la de dar clase en institutos, amistad nacida de su relación con Mari Paz Pérez compañera también de profesión pero, antes, en los años de estudiantes de BUP en el Hermanos Amorós, compañera inolvidable por su camaradería, generosidad y disposición a solventarnos dudas de aquellos tiempos, especialmente desde su sabia destreza en latines.

Amando la poesía y siendo lector corriente de poesía no descubrí la potencia literaria de la misma sino cuando leí "Ocnos" de Luis Cernuda; escrito seguido de "Variaciones sobre tema mexicano", escritos que no son versos sino prosa poética. "Ocnos" fue un regalo del amigo Hugo Polanco, ahí tengo el ejemplar editado por Taurus en 1977 con su cariñosa dedicatoria de marzo de 1982, de cuando me aficioné de su mano a leer al poeta Jaime Gil de Biedma y quería leer todo lo que tenía escrito, hasta sus ensayos sobre literatura. El prólogo a "Ocnos", titulado "Luis Cernuda y la expresión poética en prosa" está escrito por Gil de Biedma, recopilado posteriormente en "El pie de la letra".

Digo que leyendo "Ocnos" descubrí la poesía porque, sin ser libro de versos, "Ocnos" es poesía. De entrada en el libro una cita de Goethe nos descubre el pleno sentido de la creación poética, la razón que la hace: "Cosa natural era para Ocnos trenzar sus juncos como para el asno comérselos. Podía dejar de trenzarlos, pero entonces, ¿a qué se dedicaría? Prefiere por eso trenzar los juncos, para ocuparse en algo; y por eso se come el asno los juncos trenzados, aunque si no lo estuviesen habría de comérselos igualmente. Es posible que así sepan mejor, o sean más sustanciosos. Y pudiera decirse, hasta cierto punto, que de ese modo Ocnos halla en su asno una manera de pasatiempo."

Alejandro Lorente trenza los juncos que son las palabras. Alejandro Lorente trenza palabras que nosotros, más o menos asnos o burras, más o menos exquisitos, más o menos tiernos o sensibles, comemos. Alejandro Lorente, como Ocnos, podría dejar de trenzar las palabras para decirnos los mismos pensamientos de angustia o realidad que al límite de un abismo, que se intuye verso tras verso formando breves estrofas de poemas breves que son destellos de voz, se salva del derrumbamiento desde una aceptación más serena o estoica, hasta más irónica que resignada, de la realidad que nos dice jodida. E intuimos que también en el trenzar las palabras, como Ocnos, Alejandro Lorente ha encontrado pasatiempo hermoso. Más allá del mensaje, y eso que en "Imágenes falsas" sí se pretenden muchos mensajes, bombardeo de mensajes como aforismos, está la belleza en sí de las palabras, a pesar de la dureza de alguna de ellas, esa belleza, esa fuerza que tienen al decirlas de determinada manera. Y no de otra. Al decirlas como poesía. Porque importa la música. Pero a lo mejor como nos gusta la poesía, nos gusta, como a Alejandro Lorente, "la gente que / se emociona / por una tontada." Así de burros.

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