Apaga y vámonos

Isabel de ¿Villena?

Estos últimos días he tenido conocimiento de que el Consejo Escolar Municipal ha propuesto, a través de la concejalía de Educación, que el flamante tercer instituto de nuestro pueblo se llame “Isabel de Villena”, aunque, afortunadamente, parece ser que no va a prosperar la propuesta.
La cosa no deja de tener su aquel, ya que nos encontramos ante una figura clave de las letras valencianas cuya valía es equiparable, según algunos expertos, a la de Ausias March, Jaume Roig, Rois de Corella o Joanot Martorell, es decir, que nuestra “paisana” forma parte por derecho propio del elenco de escritores más destacado que ha dado esta tierra en su historia –hasta el punto de ser conocido el siglo XV como el Siglo de Oro de las Letras Valencianas–.

Pero aún así, no me convence la propuesta. No me convence porque el nombre es cualquier cosa menos original, no en vano España entera, y en especial el arco mediterráneo, están llenos de escuelas e institutos con ese nombre. Además, me da a mí que nuestra “paisana” lo único que tiene de Villena es el nombre. Nacida en Valencia, educada en Valencia, monja y abadesa en Valencia y muerta en Valencia, está por ver que Leonor Manuel de Villena (que así se llamaba antes de profesar sus votos), hija bastarda de Enrique de Villena, pisara algún día la tierra que le dio nombre a su familia.

No obstante, si hay algo que no me cuadra es que, por encima de su innegable valía literaria, quienes proponen “Isabel de ¿Villena?” como nombre para el tercer instituto lo hacen, más que nada, por su condición de mujer. Para que se “visualice”, o algo así, el papel de la mujer en la historia de nuestro pueblo... ¿Para qué andarnos con rodeos, señora? El Colectivo Luna, o algunas de sus integrantes, ya han decidido qué nombre tiene que llevar el instituto. Y punto. A “visualizar” mujeres se ha dicho, aunque esa mujer, monja para más señas, defendiera en sus escritos “cualidades” femeninas tan progresistas como la pureza (eso no se hace, que es pecado), la humildad (no rechistes, que soy tu marido y aquí mando yo) y la contemplación (ver, oír y callar, nena). Siempre se podrá decir en su defensa que esta humanización del papel de la mujer era todo un avance frente a la evidente misoginia de la obra de Jaume Roig, aunque no menos cierto es que los estereotipos que defiende y promueve están muy lejos de lo que entendemos por igualdad, se mire por donde se mire.

Lo más gracioso, con todo, es que tenga que ser la concejala de Educación quien eleve la propuesta a las instancias superiores, cuando fue la misma Rosario Belda la que se negó a apoyar con su voto la concesión de la Medalla de Oro de Villena a otras monjas, en este caso las Paulas, cuya labor social, educativa y asistencial sí que ha beneficiado, y no poco, a muchas niñas de Villena.

Por eso pienso que hay que correr menos y hacer las cosas con mayor transparencia, facilitando que aquellos ciudadanos o ciudadanas que tengan algo que decir al respecto puedan opinar, sugerir nombres y lanzar propuestas, tal y como ha hecho Iniciativa Independiente, cuyo candidato es más que acertado. Y ya puestos, me voy a tomar la licencia de proponer yo uno, y que me perdonen todos los colectivos habidos y por haber, pero no pienso “visualizar” a señora alguna, más que nada porque Alfredo Rojas Navarro ha hecho más por la cultura de nuestro pueblo y por sus gentes que la tal Doña Isabel, por muy de Villena que fuera.

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