Baloncesto

Jesús Fernández, el “americano de Villena”, sienta cátedra en la final de la Copa LEB Plata

“El MVP de la Copa LEB Plata no podía ser otro… ¡Jesús Fernández!”. Con estas palabras se anunciaba a través de la megafonía del Palacio de los Deportes el jugador más valioso del partido, reconocimiento conquistado a sus 41 años por un jugador que recibía en esos momentos la ovación cerrada de las cerca de 6.200 almas congregadas en las gradas: el deportista villenense Jesús Fernández.
Un título honorífico que llevaba implícita una gran carga emocional por todo lo que suponía para un Covirán Granada capaz de resurgir de las cenizas así como para un jugador que regresó a “casa” para retirarse y que ha terminado encontrando en la ciudad un nuevo camino profesional. Y es que, tras conquistar el MVP de la temporada 2014/15 en Liga EBA así como este nuevo galardón en la Copa LEB Plata, el interior villenero ha devuelto la ilusión a una afición que respira baloncesto por los cuatro costados. Todo ello tras una estelar actuación en la que el pívot puso su sello a 19 puntos (5/6 TL y 6/12 TC), 6 rebotes, 2 recuperaciones y 3 faltas recibidas que resultaron fundamentales para la resolución del choque a su favor.

“El baloncesto es mi vida”
Visiblemente emocionado tras la conquista del título de campeón de Copa LEB Plata, Jesús Fernández recibía los trofeos acreditativos envuelto en una sonora ovación con la que el público reconoció su trabajo sobre la pista.

Un cariño que indicaba que el MVP no podía ser otro y con el que su afición le devolvió su esfuerzo sobre la cancha tal y como reconocía ante las cámaras: “La sensación con la que me voy hoy de aquí es con la de haber disfrutado como un enano. Me lo he pasado bien y he cumplido con mi mayor ilusión, que no es otra que esta ciudad recupere este ambiente que se había perdido durante los últimos años. El baloncesto es su vida pero también es la mía, y con humildad y trabajo hemos sido capaces de estar otra vez en el buen camino y eso es lo más importante para mí”.

Un camino que, sin embargo, comienza a tener fecha de finalización en su cabeza: “Son 26 años dedicado a esto y hay que saber decir basta. ¿Cuándo? No lo sé… De momento mi única ilusión es la de seguir ayudando día a día a este equipo”, decía.

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