Vida de perros

La expectación y la paciencia

Gracias a la Feria Outlet que realizó la Asociación de Comercio de Villena el pasado fin de semana en La Plaza, otro gran porcentaje de la ciudad pudimos conocer el resultado de la intervención efectuada en el controvertido edificio (y alrededores). La Plaza –como se llama ahora, y es un buen nombre (porque se aleja de susceptibilidades o/y se abre a posibilidades)– abría al fin sus puertas lejos de invitaciones y colas para participar en las visitas guiadas. Un respiro. Para mí al menos, supuso un respiro: echar a andar, alcanzar la puerta principal del edificio, entrar, dar un par de vueltas, mirar aquí y allá, y tomar la puerta de salida llegado el momento. Hasta tal punto la situación me pareció cómoda que hice un par de visitas al edificio a lo largo del fin de semana.
Una cosa distinta es cómo se está desarrollando el programa de presentación del edificio hasta la fecha. Partiendo de aquellas declaraciones de nuestra alcaldesa en las que avisó a la ciudad de que pronto encontrarían una “invitación” en sus buzones para visitar La Plaza: y se creó una primera confusión respecto a si la “invitación” era relativa a la Gala de Inauguración, y se creó un segundo momento de confusión en esos cientos de buzones a los que nunca llegó ni “invitación”, ni folleto con el programa, ni nada referido a La Plaza. Entonces llegó el turno del Concierto de Dani Martín, con cartelería y cuñas radiofónicas apareciendo puntuales y con un movimiento en los puntos de venta muy satisfactorio. También la presentación del cartel taurino en Valencia, durante las Fallas, espacio y tiempo que no queda más que defender ante algunas críticas, puesto que lo oportuno es mejor que lo “intimista” (ya que tenemos plaza, que se entere el mundo). Después escuchamos las felicitaciones por el desarrollo de la Gala Inaugural: seguridad, intendencia, artistas, público. Todo funcionó a las mil maravillas. También el Outlet, como decía al principio, ha cosechado halagos entre empresas, organización y público.

Pero los problemas comienzan a asomar. La venta de entradas para el evento del día diez encendió la mecha. La idea de vender entradas únicamente en taquilla avivó las brasas de la expectación creada. Desde primera hora de la noche comenzó a llegar personal dispuesto a pernoctar para conseguir las localidades pretendidas. La idea de abrir una segunda taquilla a media mañana hizo explotar el cartucho. Policía, Guardia Civil, carteristas, compras masivas que sugerían reventa, y muchas personas que después de cuatro o más horas abandonaban la cola desistiendo en el empeño. Mal. Tal asunto me ha hecho levantar las orejas respecto, por ejemplo, la actuación de Los Lunnis, donde me gustaría acudir con Don S., porque me ha hecho pensar que no sé, que nadie a mi alrededor sabe, cómo, cuándo o dónde podemos conseguir una invitación.

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