De recuerdos y lunas

La hemos visto

Para una tarde de miércoles, los regantes de Murcia constituidos en Comité de crisis por el riesgo de finiquito que conlleva el nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha para el trasvase Tajo-Segura, trasvase vital para comarcas murcianas y alicantinas, habían quedado reunirse en Madrid en el Congreso de los Diputados con la portavoz del Partido Popular Soraya Sáenz de Santamaría. Pero la reunión no fue porque excusando su asistencia la portavoz, los regantes no quisieron reunirse con suplentes. Que si uno va a Madrid, que es Corte, qué menos que ver al rey.

Pero pasó que por aquello de estar allí y evitar que el viaje fuera en balde se retomó la posibilidad de reunirse con el portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, que si en un principio no podía, finalmente sí pudo; queriendo la casualidad que cuando los regantes murcianos iban a entrevistarse con Alonso se cruzaran con Sáenz de Santamaría y entonces fue cuando dicen que le oyeron decir eso de: "Jo, qué mala suerte tengo. Me han visto."

Puede que para muchos el caso sea anécdota pero muchas anécdotas dicen mucho sobre sus protagonistas. Así, que Sáenz de Santamaría se cruzase con los regantes a quienes dijo no poder atender podría haber sido mera coincidencia justificable con el ejercicio apremiante de otros compromisos ineludibles. Pero ella sola se delató si verdaderamente dijo lo que dicen que dijo. Porque la frase denuncia escaqueo, novillos del mal estudiante que es pillado in fraganti por el Jefe de Estudios.

"Jo, qué mala suerte. Me han visto", nos dice mucho para los que cerca de Murcia y cercanos a los murcianos también tenemos sed. Porque efectivamente la hemos visto. Nos dice por ejemplo que, como muchos políticos en España, Soraya Sáenz de Santamaría teme al agua como la temen los gatos. Y que con el "jo" y con la "mala suerte" que dicen las niñas pijas en vez de decir "joder" y "qué putada", Sáenz no parece tener muchas ganas de pelear el agua, cuestión que exige mojarse, empaparse sin preocuparse por guardar la ropa. Pero en lo del Tajo-Segura la guardarropía del PP la lleva María Dolores de Cospedal, Secretaria General, quien en esta España autonómica aún no sabe si quiere ser terruño o Estado. Así el PP.

A la portavoz Soraya, por lo visto y oído, lo del agua se le hace pereza. La que no tuvo en enero de 2009 para posados horteras en El Mundo. Quizás porque aquel día era posar con salto de cama que, por muchas exquisiteces que se dijeron y escribieron, parecía que se lo habían sacado del atrezo de los estudios donde Manuel Esteba rodó a principios de los setenta el terrorífico "Horror Story" de los Hermanos Calatrava. Para posados con saltos de cama sí que estaba Soraya entonces, pero no ahora para los regantes levantinos que preocupados por la caducidad que el Estatuto de Castilla-La Mancha quiere para el vivífico trasvase Tajo-Segura viajan de provincias a la capital en son de paz y diálogo para contar sus cuitas. A lo peor es que Soraya no entiende a los regantes cuando le hablan de tablachos, acequias, brazales, landronas, meranchos, azarbes, azarbetas, escurridores, sangradores... De aguas vivas y de aguas muertas. A todo esto, a Jorge Alarte, Secretario General del PSOE en la Comunidad Valenciana, le pareció vergonzosa la actitud de Soraya. También a nosotros que la hemos visto a través de los ojos de sed de los regantes murcianos. Pero no menos vergonzosa nos parece la postura que mantiene el socialista Barreda, Presidente de Castilla-La Mancha. —¡País! —que clamaría uno de los de Forges.

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