La Huelga General, un cóctel de risas e ignorancias
Se han impreso en este periódico razonados artículos sobre la huelga del pasado día veintinueve de septiembre. No es tan frívolo el asunto como muchos medios han pretendido reducirlo. Tampoco es objetivo e imparcial rendirse a aspectos superficiales o colaterales. Es verdad que de la huelga quedan finalmente comentarios sobre los piquetes, algunos muy desafortunados. Porque si son informativos nunca pueden excederse de sus funciones y convertirse en piquetes represores, del mismo modo que los vandálicos energúmenos de turno aprovechan la ocasión para hacer del acto su guerra particular, y a saber en nombre de quién vulneran la paz.
Lamentablemente esto es lo que queda en los medios de comunicación, los atropellos, las idioteces y la sinrazón. También creo que la convocatoria llegó tarde, porque los sindicatos, y desde hace muchos meses, sabían de las intenciones de este gobierno socialista que, a mí, me ha decepcionado. Así de contundente lo digo: Zapatero se ha vendido a los mejores postores y recuerdo a los fieles lectores que hace bien poco, cuando en sus filas eran melenudos, progres y radicales, hubieran frenado sin paliativos cualquier reforma laboral que incordiara el más elemental derecho que perjudicara a la dignidad del trabajador, si lo proponía la derecha.
En este país y desde hace años existen sectores económicos y financieros que han ganado mucho dinero. Tanto que, cegados de ambición, quieren reunir más: el doble, el triple, el infinito. La banca se lucra pero no abre el grifo; las constructoras buscan solares para elevar los precios; las compañías inmobiliarias aprueban la reforma para volver a especular; los inversores quieren garantías a coste cero; nuestras empresas abren nuevos mercados en países sin leyes ni derechos Justifica el Gobierno la Reforma Laboral porque le han abierto los carrillos de las nalgas. ¿A qué precio?: la cara de tonto del trabajador que paga a los demás y se quedará sin trabajo y sin pensión.
Miente el Gobierno cuando dice que escuchará a los agentes sociales. Cierto es que, desde hace un tiempo, los sindicatos están institucionalizados y dirigentes obreros viven en régimen funcionarial. Pero Zapatero ya atendió a la parte más poderosa, accedió y firmó la reforma. ¿Para qué más pantomima? Péguese con el puño y atragántese con la rosa. Fiche por el BBVA o por el Santander y deje de hacer el ridículo. No engañe más. Se ha vuelto tan irreconocible que ya no conoce ni a los que les depositaron esperanzas. Y que militantes villenenses suyos reconozcan que la Huelga: para Camps sí, pero a Zapatero no, roza la paranoia política y el cinismo enfermizo.
Al acecho están las gaviotas azules que cada vez son más sombrías. Planean con vista de águila el momento de repartirse mejor el pastel de la cacería. Más inteligentes que las carroñas, más pacientes que los verdugos, esperan el gran banquete. Es necesario resucitar los viejos espantapájaros. Que ahuyenten las alas planeadoras e invasivas a los que quieren enriquecerse creando más pobreza en las clases indefensas. El capitalismo feroz, y sus gobiernos, ha inyectado dosis de anestesias para adormecer a la sociedad, pero ya no hay Príncipes Azules que, con un beso, despierten a la dulce y Bella Durmiente.
Y mientras unos pocos se empalagan de dinero frotémonos los ojos, vomitemos el cloroformo y dignifiquemos el estado de las cosas. Si logramos ver no nos confundimos. Y que cada cual, allá donde vaya, piense que el corazón de su trasero es zona privada. Así pensamos la mayoría con la boca pequeña y es perjudicial seguir mudos. No está en juego el Gobierno, que ya perdió el crédito; tampoco el PP, que se comerá parte del pastel sin mover un dedo; está en juego la dignidad de las personas. Ni más ni menos. Y si no es así, ¡que nos den sin protestar!