La Ilusión
De ilusión también se vive, cantaba una rumba de mi juventud. ¿Y a qué viene esto? Pues verán ustedes, amigos lectores, lo que me ocurre cada mañana cuando salgo a andar con mis vecinas. Resulta que todos los días cogemos el mismo camino, un camino que está cada vez más inundado de vallas publicitarias, hay tantas que una no sabe si se va al campo a pasear o al Carrefour a comprar.
En fin, que vamos paseando y nos distraemos con las ofertas, y con los anuncios de las tiendas de muebles de Yecla, de la Primavera Fantástica del Corte Inglés, y por qué no decirlo, también nos reímos un rato con los mensajes electorales de AGA. Pero lo que me viene ocurriendo de un tiempo a esta parte es diferente, y es porque nos han puesto también en el trayecto una valla del PP de Villena. La cosa no pasaría de ahí si no fuera porque cada vez que leo en la valla la palabra Ilusión me asalta de manera espontánea el estribillo de aquella rumba de mi infancia. Y nada, que no hay manera de quitármela de la cabeza en todo el día. Así que si alguna mañana me descubren ustedes bailando delante de la valla, con mi chándal y mis tacones, no se les ocurra llamar a ningún sitio, que lo llevo bastante bien.
No puedo evitarlo aunque me lo proponga. Cada vez que veo la valla me pongo a cantar de ilusión también se vive. Ya luego en mi casa, continúo dándole vueltas a lo mismo: a la valla y a la rumba, y entre rumba y valla he llegado a pensar que Celia No podría haber escogido otro mensaje. No creo que eso de las ilusiones le vaya mucho a ella, porque lo de ilusionar, ilusionar, no es que ilusione mucho. ¿Cómo quiere Celia No ilusionarnos si siempre se está quejando?
A lo mejor es que no es la misma, porque en la valla queda simpática y sonríe y todo, pero luego en la tele nada, más seria que un guardia real. Todo está mal, estos del tripartito van a conducir al pueblo al desastre, etc., etc. Yo pienso que las ilusiones son personales y cada uno debe tener las suyas; harina de otro costal será que consiga hacerlas realidad. Pero una cosa está clara: si quieres que los demás compartan tus ilusiones, tendrás que decirles de qué se pueden ilusionar. Si sales en la foto totalmente ilusionada y luego te dedicas a quejarte únicamente, poco vas a ilusionarnos.
A mí no me ilusiona nada que no quiera parking, tampoco me pone las pilas lo de alejar las vías. Ni siquiera lo de la plaza de toros, sea de Játiva o de Orense, logra alegrarme el día, y lo que desde luego me lleva frita es lo del AVE, eso sí que es transmitir ilusión. Casi me hace llorar cuando salió en la radio para decir que en Almansa pararía el AVE y en Villena no, me quedé muerta. Pero es que luego en todos los sitios publican el documento oficial y resulta que no es cierto, que se lo había inventado. Vamos y vamos. La ilusión de todos los días no es jugar a la ONCE ni sonreír cuando llegan las elecciones. La ilusión de todos los días es sencilla: me conformaría con que no fingiera y dijera la verdad en vez de engañarnos a todos con que el AVE parará en Almansa y en Villena, no.
A lo mejor con esto de las elecciones nos quiere vender el cupón diciéndonos que está ilusionada con Villena, pero ya saben ustedes que el refranero popular es sabio y que las apariencias engañan.