La invasión de las Placas Solares
La nueva telenovela se venía anunciando de lejos y parece que todavía quedan unas cuantas temporadas para llegar al capítulo final
La solicitud de moratoria de los Verdes, la excusa de 20 millones de euros de los Psocialistas, la reclamación de necesidad de organización municipal de Izquierda Unida y Podemos, las once alegaciones de la Asociación Salvatierra poniendo puntos sobre las íes… La nueva telenovela se venía anunciando de lejos y parece que todavía quedan unas cuantas temporadas para llegar al capítulo final. Pero, en todo esto de la fiebre solar, ¿queda algo por decir? Me permitirán, queridas personas, decir que sí.
Lo primero que impresiona es la sanción de 20 millones de euros que Javier Martínez, como concejal de Urbanismo, saca a la palestra como un as bajo la manga y que no duda en comparar con los 26 millones que componen el presupuesto anual de nuestro municipio. A tenor, Salvatierra hila fino y mediante un breve despliegue de conocimientos administrativos deja al concejal mucho más allá del grosso modo. En términos de las recobradas barras de bar diríamos: ¿y usted, señor Martínez, para qué le dice a nadie que sí?
En segundo término, creo que es importante, antes de abordar cualquier tipo de negocio, mirar detenidamente con quién tratamos. Y es evidente que se trata de empresas. Y queda claro que el fin de una empresa es ganar dinero, no hacer un mundo mejor (de eso se trata el trabajo del departamento de marketing: buscar excusas bienaventuradas que sirvan para vender el producto). Son empresas a las que poco importa nuestra flora o fauna, nuestra tasa de desempleo (a no ser que sirva para ofrecer salarios miserables) o nuestra visión de futuro como ciudad (y aquí entra el tema del PGOU, con tantos misterios y retrasos que espero que alguien encienda alguna luz al respecto). De modo que hablamos de política y de empresas, siempre una mala combinación.
Lo más terrible del asunto es que un sistema tan inmerso en el capitalismo todavía no sea capaz de detectar sus argucias y su cinismo. Porque el liberalismo come de todo. Da igual utilizar el fraking para realizar prospecciones en busca de gas o de lo que sea, a costa de destrozar bastante si no encuentran nada y mucho si lo encuentran; bien sea engañar a particulares y a municipios para construir una planicie de silicio en un entorno natural. La cuestión, ya dijimos, es ganar dinero.
Si tuviéramos que hacer caso a los rumores que dicen que unas cuantas parcelas llevan largos meses cobrando un alquiler que paga el compromiso de su futura venta para construir un parque solar… Si hiciéramos caso, sabríamos que nadie da dinero por nada. Y quizás nos crearía cierta inquietud cuando escucháramos las declaraciones (o excusas) del equipo de gobierno. Tanta inquietud como da el silencio de otros partidos del consistorio, generalmente a favor de la privatización, y que, como si los viera por el ojo de una cerradura, más que preocupación por Villena vivirán con regocijo esta profunda bronca entre los socios de gobierno.