Fiestas

La Mahoma en Villena

Según el horario previsto por la Junta Central de Fiestas, la esfinge de Mahoma llegó, el pasado sábado, a nuestra ciudad. Tal y como heredamos de nuestros antepasados, la Mahoma ha llegado a Villena para cumplir un año más con esa tradición, y desde el pedestal que supone la Junta Central de Fiestas, la Mahoma comprobará, hasta el día 8 de septiembre, cómo se desarrollan los diferentes actos que culminarán con nuestras fiestas Patronales.
A las 21 horas el desfile comenzó desde la calle Nueva hasta la Plaza de Santiago. Unos 300 arcabuceros, presidentes y madrinas mayor e infantil, acompañados de su respectivo alférez, hicieron el recorrido que da comienzo a nuestras fiestas, un primer acto que pasa rápido, muy rápido, y nos deja a los espectadores con ese sabor de boca que te da la música y la pólvora. El día acompañó tanto a los festeros de Biar como al público y festeros de Villena que, masivamente, salieron a la calle para disfrutar de la llegada de la Mahoma a nuestra ciudad. La Calle Nueva, Corredera, Joaquín Mª López, Ramón y Cajal y Plaza de Santiago estuvieron completamente llenas, ya que el público acompañaba a los arcabuceros y cargos durante todo el recorrido y calles adyacentes, ya que los más temerosos del ruido de los arcabuces, no querían, tampoco, perderse el espectáculo.

Es curioso, según pudimos comprobar, cómo los niños de Biar le preguntaban a la Mahoma “si quería ir a Villena”, y majestuosamente les contestaba, con un movimiento de cabeza, ¡no! y, ya poco después, los niños de Villena, durante el recorrido, le hacían casi la misma pregunta pero con connotaciones diferentes, ¿quieres volver a Biar? Y ella, la esfinge, les respondía con la misma negación: ¡no! Un acto entrañable, que pudimos contemplar un año más, es la visita que la Mahoma hace a la comparsa de Cristianos en su sede social sita en la Plaza Mayor, un pequeño descanso donde cargos festeros y autoridades charlan amigablemente, para iniciar rápidamente el desfile hacia la Plaza de Santiago, donde aguardan, impacientes, los arcabuceros y rodadores de banderas a que la Mahoma ocupe su lugar dando por finalizado el acto. Las sedes sociales de cada comparsa albergaron a sus arcabuceros antes y después del desfile, que terminaba sobre las 23 horas.

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