Apaga y vámonos

La memoria histérica (II)

La hemeroteca tiene más peligro que un tonto con un mechero, como bien saben los lectores de esta columna y peor sufren los políticos retratados ante el espejo de sus propias palabras pretéritas, a las que conviene recurrir de vez en cuando para espolear en su actuación a nuestros representantes. Pero uno no puede estar en todo y había una cuestión que se me había pasado por alto… Menos mal que ahí estaba el genial Miche para recordármelo en una de sus últimas viñetas, que me ha invitado a repasar el archivo con el resultado acostumbrado: bochorno para algunos y risión asegurada para el que suscribe y muchos de sus lectores/as.
Y es que, queridos amigos, haciendo un poquito de memoria recordaremos la que se lió en la Muy Noble, Leal y Fidelísima hace cinco años –gobernando ya el Partido Popular de Celia Lledó–, cuando el PSOE de Villena elevaba una moción a Pleno solicitando la anulación de la sesión extraordinaria de 22 de junio de 1967, en la que la Corporación villenense acordó conceder al dictador Francisco Franco la Medalla de Oro de nuestra ciudad. Aprovechando la entonces reciente aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, y señalando que la concesión de los concejales villenenses fue más una “demostración de pleitesía hacia un dictador” que un “reconocimiento de méritos a una persona que hubiese dedicado servicios a Villena”, el entonces portavoz socialista Carlos Beltrán señalaba en rueda de prensa que el hecho de que el dictador tuviera dicho reconocimiento “desmerece a cuantos después de Franco la han recibido, con muchos más méritos que aquel”.

Como era previsible, aquella moción socialista hizo correr ríos de tinta en los foros e impulsó la publicación de numerosas columnas y cartas –“La memoria histérica” tituló un servidor, que en virtud de lo solicitado por los concejales socialistas pidió cambiar el nombre a medio callejero villenense–, lo que llevó al PSOE a afirmar, a la defensiva, que lo único que pretendían era cumplir con la Ley de Memoria Histórica de 2007, recordando además que “el hecho de que el PP no votara a favor de aquella Ley no le exime de cumplirla” y subrayando que querían “hacer justicia a quienes lucharon desde todo el arco ideológico democrático para que hoy todos los partidos puedan estar representados en el ayuntamiento”.

Finalmente se debatió en Pleno la moción, que contó con los votos favorables del PSOE y los Verdes de Francisco Javier Esquembre, aunque la misma fue rechazada por la mayoría absoluta del Partido Popular, lo que llevó al PSOE –indignados como estaban– a mirar hacia instancias superiores, iniciando una gira que comenzó con una queja ante el Sindic de Greuges y que siguió con una denuncia, con diputado nacional incluido en la foto, ante el Defensor del Pueblo… donde se puso la guinda a este asunto, del que nunca más volvimos a saber, con una categórica declaración final: “La ley está para cumplirla”.

Pues bien: aún a pesar de que Mariano Rajoy prometió que derogaría dicha Ley si el Partido Popular ganaba las elecciones generales (se refería a las 2008), no la ha derogado tras ganar las de 2011, por lo que la Ley de la Memoria Histórica sigue en vigor, y las preguntas que se plantean son obvias: ¿Vamos a cumplir la ley, señor Beltrán? ¿Vamos a retirar la Medalla a Franco, señores del PSOE? ¿Vamos a apoyar esta iniciativa, señor Esquembre? ¿Vamos a seguir desmereciendo a quienes también poseen dicho reconocimiento? ¿O es que al final se trataba solo de dar por saco desde la oposición?

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