La Ola de la Poesía
¡Ladies and Gentlemen, bienvenidas, bienvenidos al regreso de la Poesía al primer plano del panorama cultura! La Poesía, noten queridas personas que la nombraré con mayúsculas, que siempre estuvo allí, desde tiempos más que inmemoriales, y que en los últimos años ha ido incorporándose paulatinamente a la escena pública, a los escenarios de todos los rincones de nuestra península. De modo que ahora podemos encontrarla en locales sociales, en bares, en pequeños y grandes espacios escénicos; podemos encontrar miles de recitales poéticos cada mes donde se pone voz a autores y autoras de todos los países y de todos los tiempos. Y como ocurre con todo aquello que se pone de moda nos encontramos con su mejor y con su peor cara.
Disculpándome por anticipado por el grosso modo en que voy a resumir el asunto, voy a citar dos actividades que introducen a Villena en esta tendencia poética: el proyecto A micro abierto desarrollado, creado y diseñado desde hace años por José Ayelo en nuestra Casa de Cultura, y el Concurso de Poesía Amalio Gran recientemente convocado gracias al interés de personalidades como doña Ana Valdés o don José A. Silva. Claro que hay mucho entre medias, antes y después. Como las producciones poéticas que nuestros vecinos y vecinas han ido publicando en revistas y en libretos, o los homenajes conmemorativos como el que hicimos con Miguel Hernández. También habría que recordar aquellas jornadas de Poesía organizadas por la Asociación de El Rabal durante todo un fin de semana de mano de Ángel Giner, o aquellos recitales con que Jordi Gandía abría las puertas a la Navidad ¬¬que después se inclinaron al terreno dramático. Claro que hablo de cabeza y de aquello que pude presenciar y que llamó mi atención y que por algún motivo dejó una pequeña huella en mí. Así que por supuesto me dejo mucho y bueno (o muy bueno), pero ya pedí disculpas al inicio (y aun así, en semejante osadía, quisiera permitirme citar el programa radiofónico de Radio Aspe Conectados en la noche, donde la villenera Begoña Rodríguez junto a Esther Abellán apuestan con criterio y seriedad por la Poesía).
Es curioso, porque todo esto ocurría cuando la Poesía no se prodigaba, pero como ya he dicho: estaba. Así que ahora además de celebrar su celebridad, deberíamos dedicar un poco de nuestro esfuerzo en cuidarla, aprovechar el impulso para conocerla, para descubrirla y para sorprendernos con esas joyas que seguramente encontraremos en las inmensas estanterías dedicadas a ella. Aprovechar el momento para encontrar nuestros versos favoritos, esos que nos acompañarán durante toda nuestra vida, sean cien o cien mil, como nos ocurre con algunos cuadros o ciertas canciones.
Pero cuidar de la Poesía también implica, en este ámbito del espectáculo, una participación activa y particular, una participación con espíritu crítico, que no nos deje seducir por la superchería, por el adorno interpretativo, musical o multimedia, generalmente y que nos lleve a buscar la esencia y la armonía de la Poesía expuesta (expuesta, nunca mejor dicho, en mi parecer, puesto que requiere exposición libre y sincera). Estas mismas ideas acerca del espíritu crítico y analítico conjugado con nuestro espíritu sensible y sincero, servirán también para quien se lance al escenario al abrigo (o no) de esta moda poética, puesto que si afortunadamente nuestro público es crítico, sabremos que habrá exigencias hacia nuestro trabajo.
Es el momento de la Poesía, podríamos decir. No la caguemos, podríamos decir. Porque el conjunto es tan rico y perfecto que no podemos perdernos ni en el simplismo ni en la complejidad. Todo es rico y perfecto. Basta con cuidarla, como hacemos con todo aquello que amamos. Y como con todo aquello que amamos, basta con defenderla y protegerla y reivindicarla. Porque no se trata del Club de la Comedia crónica de una muerte anunciada, sino de un valor cultural que amamos, de un amor que queremos dejar como legado. Y hay tantas cosas que enfangar antes de joder la Poesía, o la Música, o el Teatro, la Danza, o la Pintura