Vida de perros

La palabra hecha basura II

Paso de las apariciones públicas de nuestra clase política. No. No puedo dejar de leerlas, verlas, escucharlas. Como si creyera que la esperanza es lo último que se pierde. En realidad la gente en nuestro país estamos tan acostumbrados a recibir explicaciones que no dicen nada, que es un grupo raro el que no se acostumbra a escuchar a quien habla y no dice nada. Claro, que peor es el silencio. ¿O no? No lo sé.
En cualquier caso me temo haber entrado ya hace tiempo en ese remolino de dudas que te impide ver una comparecencia sin valorar lo que en teatro llamamos: las Circunstancias Dadas, es decir, todo lo que rodea a la persona que habla en el momento en que habla: ¿qué se juega? ¿Qué busca? ¿De qué se defiende? ¿A quién ataca? ¿Qué pretende en realidad?

Parte de la culpa de esa desconfianza puede que la tengan esos programas televisivos (también en formato de radio y prensa) que se dedican a evaluar las estrategias de las campañas electorales: respecto a los colores de los carteles, los eslóganes, el vestuario de los candidatos y candidatas, los estilismos, los gestos característicos… Esos programas que analizan aquellos “trucos” que se han utilizado para ensalzar la figura, la humildad o la fuerza de una persona o unas palabras. Puedan que tengan una parte de culpa al hacernos patente la manipulación premeditada de un discurso, de unas promesas que necesitamos creer reales para tomarlas en consideración a la hora de optar por una u otra candidatura tanto como para comprender, tener paciencia o desconfianza, al conocer una decisión tomada en nombre de toda la ciudadanía.

Lo temible de la cuestión no es sólo aquello que nos afecta más generalmente. Lo más temible es lo que nos afecta particularmente. Y en ese ámbito llegamos también a nuestro Ayuntamiento. Y nos encontramos una comunicación que Gobierno y Oposición en demasiadas ocasiones establecen mediante comunicados de prensa: –“Voy a hacer esto. –Nos parece inoportuno que hagan eso”. Nos encontramos momentáneamente como criaturas plantadas en medio de una discusión entre papá y mamá. Pero no como criaturas. Como personas adultas que a cada declaración pueden valorar las Circunstancias Dadas de quien habla. Como personas adultas que desconfían o necesitan estudiar las palabras de las personas que las representan.

Hablar por hablar. Hablar para no decir nada. Hablar sin nombrar lo que no interesa decir. Distraer la atención de lo importante. Acusar. Cambiar de tema. Repetir lo dicho con otras palabras. Decir lo mínimo. Cantar… Volar… Soñar… Ni siquiera me enteré de gran cosa con la comparecencia del concejal Richart acerca del incremento del presupuesto en el apartado de Limpieza y Basuras… O no presto demasiada atención o con la edad me estoy volviendo más tonto…

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