Editorial

La parte y el todo

La última vez que nos referimos en este espacio a la plaza de toros, es decir, al centro de ocio y el parking, acabábamos diciendo que el futuro del coso estaba en nuestras manos, pues a comienzos de marzo ya se antojaba imposible que diera tiempo a adjudicar el proyecto antes de las elecciones.
Desde entonces, pocas habían sido las noticias sobre el recinto, hasta ahora, cuando hemos tenido la confirmación de que una empresa –en realidad tres, agrupadas bajo la figura de una Unión Temporal– concurre al concurso y justifica con su sola presencia el trabajo del tripartito (aunque, en vista de la actuación de los tres partidos, habrá que dejar de llamarles así). Dicho de otro modo, si después de tanto trabajo y tanta polémica ninguna empresa hubiera concurrido, habría llegado el momento de pedir el paso a otro gobierno capaz de dar una solución al problema de la plaza.

Puesto que esto no ha sucedido y sí hay un aspirante –está confirmado que hubiera habido más de no mediar como condición indispensable la conservación de la fachada–, se abre un nuevo escenario en el que pocas cartas más quedan por poner sobre la mesa. Únicamente, tal vez, dos: la confirmación de la Conselleria de Territorio aceptando como válida la desafectación del subsuelo de la Avenida de la Constitución, algo que todavía no se ha producido, y las posibles modificaciones al pliego de condiciones que puede plantear la empresa concursante, algo que parece más que probable y que habrá que revisar con lupa. Lo demás no es otra que cosa que el manido debate entre gobierno y oposición, entre promotores y detractores del proyecto… una polémica estéril que no nos ha llevado a ningún sitio, ya que los argumentos de unos y de otros siguen siendo los mismos de siempre y, finalmente, serán los ciudadanos de Villena quienes decidirán el próximo 27 de mayo.

Así, los próximos comicios van a plantearse –ya están siendo planteados por los distintos partidos– como un plebiscito sobre el futuro de la plaza, convirtiéndose de este modo en una trampa en la que no deben caer los ciudadanos. Para el político resulta muy apetecible reducir todo a blanco o negro, sí o no, pero por más que lo intenten no van a lograr que reduzcamos todo el debate al futuro de la plaza. Por importante que sea, consideramos que hay otros temas de mucha mayor importancia para el futuro de nuestra ciudad y, en consecuencia, nos negamos a convertir las elecciones en un referéndum sobre una única cuestión.

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