Viéndolas pasar

La primera de hoy

Se quejaba el Boss de EPdV de mi tardanza a la hora de enviarle las columnas cada semana. Desde luego, la principal razón ha sido siempre problemas de tiempo y de viajes, o problemas de tiempo provocados por los viajes. Lo cierto es que cada semana, conforme se acercaba el miércoles, los correos electrónicos del Director se incrementaban por momentos.
Del e-mail pasaba a los SMS y siempre con el mismo texto “Habemus Columna?”. Infructuosamente esperaba recibir respuesta de un servidor, pero ésta, por regla general, no llegaba. Y sólo a última hora, a veces después ya de última hora, llegaba mi e-mail del cual colgaba la columna. Admito que ese juego me estaba empezando a divertir hasta el punto de comentarlo con mi compañero portugués: ¿Ves ese e-mail? –le decía yo. Pues verás cómo antes de acabar el día recibo varios más y algún SMS. Y así era.

Tiene gracia, no crean, que nuestras conversaciones cibernéticas, las del Director y yo, digo, sean más o menos así, empezando un viernes cualquiera: Hola señor, ¿hacen 9 hoyos mañana o domingo? Y el otro responde que bueno, pero si no es muy pronto mejor. Tanto si hay 9 hoyos como si no los hay, el fin de semana pasa tan ricamente para ambos y el lunes, si por una de aquellas cruzamos algún mensaje, llega el primer recordatorio. El martes insiste dos o tres veces y el miércoles me acribilla a mensajes.

Esta semana me he pasado, lo reconozco. El miércoles a ultimísima hora (o más) suena el beep de mi móvil: “Ha recibido un SMS desesperado de EPdV”, justo en el momento en el que estaban colocando ante mi un chuletón de esos que se gastan por Bilbao en Casa Rufo. No lo dije, pero lo pensé… ¡vas apañao, Carlos! En la mañana del jueves, tras enviarle la famosa columna semanal a mi llegada al hotel, recibo su mensaje en el que me pide con cortesía que tenga en cuenta que la semana que viene hay un festivo y que le gustaría disfrutarlo. Solidario que es uno, aquí estoy sentado en la zona de embarque del aeropuerto de Loiu o Bilbao, para entendernos, haciéndome el “hombre atareado” o “trabajo adicto” a los ojos de los que pasan por mi lado. Todo para que el boss tenga un poquito de fiesta el día 1 y sea, por primera vez desde que colaboro con este periódico al que unos definen como rojo y otros como facha, mi columna la primera que tenga esta semana el bueno de Carlos en su buzón de correo electrónico. Esto y renunciar a escribir temas de actualidad, ventaja añadida a escribir a última hora, bien vale una invitación a esos 9 hoyos de los que hablaba al principio.

Y es que, aunque no lo crean, estoy escribiendo esta columna un día antes de que se publique la de la semana pasada. Así no hay quien hable de temas de actualidad aunque, también es cierto, la actualidad de Villena, a día de hoy, casi podríamos decir que es la misma que la de hace 2, 4, 6 u 8 años, por poner algo, es decir, vías de tren, plaza de toros, trasvase… la verdad, basta con irse a la hemeroteca y sacar cualquier cosa de hace unos años, retocarla et voilà, columna habemus.

Por eso esta semana no voy a recordarle a nadie que se están montando los andamios para iniciar “algo” en la plaza de toros y que ese “algo” para unos será nada y para otros el principio de la rehabilitación o, dicho de otra forma, el cumplimiento de una promesa o mejor dicho, el cumplimiento de “La Promesa” electoral por excelencia del equipo de gobierno.

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