Historia

La Sacristía de Santiago, destrozada

Teniendo en cuenta ese chauvinismo, tan particular, que nos caracteriza a los nacidos en Villena, es normal “que se nos llene la boca” hablando de nuestro patrimonio cultural, y sobre todo del más representativo, por su espectacularidad, como es el arquitectónico, representado por el Castillo, Santiago, Santa María, la Casa Consistorial, el Santuario de Las Virtudes, etc.
Quién no ha nombrado cualquiera de estos monumentos, alguna vez, cuando ha explicado cómo es nuestra ciudad, dónde se encuentra y qué puntos de referencia hay para ir a un lugar u otro. Qué villenero no se ha molestado cuando supo el destrozo perpetrado, el pasado fin de semana, en la Cruz del Santuario. Cuando se restauró, con mayor o menor acierto, el castillo de La Atalaya, los más entendidos pusieron el grito en el cielo por aquellas almenas que, al parecer, se habían obviado en la primera muralla. Actualmente se intenta por medio de las concejalías pertinentes mantener las fachadas de los próximos edificios a construir, se intentan mantener los escudos en dichas fachadas, mantener el entorno artístico de barrios y calles de la ciudad, etc.

Todo este preámbulo sirve para intentar poner en conocimiento de la ciudadanía el destrozo que se ha hecho en la Sacristía de nuestra Iglesia Arciprestal de Santiago. Ya en su momento pusimos “el grito en el cielo” cuando vimos cómo se habían picado las paredes de esta peculiar sala de la Iglesia, pero después de casi tres años de abandono, volvemos a reclamar su arreglo e intentar buscar “culpables” entre los que decidieron y/o permitieron estos destrozos, ya irrecuperables.

Nadie dice nada
Las dos portadas existentes en la Sacristía han sido destrozadas y ya no tienen arreglo. La piedra existente, desde la construcción, es irrecuperable por haberse destruido, casi por completo, mientras se picó. Es imposible pensar que la persona que dirigió la actuación no se diese cuenta de todo esto en el mismo momento de la destrucción. ¿Quién dirigió las obras?

A pesar de que la Consellería correspondiente –la de Cultura, a través del departamento de Patrimonio– sabe lo que ha pasado, nadie pone solución al problema. ¿Tanto miedo les da? ¿Cuál es el problema? ¿Reconocer el destrozo? Ya son varias las ocasiones en que se ha dicho que las obras van a continuar, pero aunque se aplaquen con piedra nueva las paredes y se imiten los sillares, la Sacristía nunca será la misma que teníamos. Y es que, al quitar el enlucido que cubría sus paredes, la piedra original ha sido arrancada sin posibilidad de reposición. A partir de ahora, cuando contemos las grandezas de nuestra ciudad, diremos que tenemos una Iglesia, Santiago, con la Sacristía destrozada, el Castillo, Santa María, Museo, el Santuario, etc.

José Valdés

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Una iglesia con mucha historia

A finales del siglo XV, Sancho García de Medina construyó la parte gótica de la iglesia de Santiago. Ya en el siglo XVI, Pedro de Medina, sobrino de Sancho García de Medina, amplió la iglesia de Santiago entre 1526 y 1554 al añadirle la sacristía. Así, según José María Soler, “a la muerte de don Sancho, prosiguió las obras su sobrino don Pedro de Medina, tesorero de la iglesia de Cartagena, quien edificó a sus expensas la sacristía propiamente dicha, sin el recinto anejo, hoy biblioteca”.

En efecto, según se dice en La Relación de Villena de 1575, Pedro de Medina “hizo grandes gastos en acabar obras de la dicha yglesia de señor Sanctiago, entre las quales fizo una sacristia de piedra labrada muy costosa y fuerte y provechosa a dicha yglesia”. La sala capitular, en el piso superior, tiene una ventana de estilo plateresco. Según Soler, “para él, trabajaron los insignes artistas Jacobo Florentín, que murió en nuestra ciudad en 1556, al poco sin duda de haber labrado la pila bautismal, joya del templo, y su discípulo Jerónimo Quijano, a quien se deben los dos bellos ventanales de la que fue sala capitular, sobre la sacristía”.

Además, según La Relación de Villena de 1575, “edificó casas muy prinçipales para los tres de los dichos diez benefiçiados que tienen el cargo de leer la gramatica e de enseñar a cantar e predicar”, casas que en 1576 adquirió el Concejo mediante compra para sede del Ayuntamiento.

José Fernando Domene Verdú

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