La silla y la cumbre
El flamante Presidente del Gobierno de España, mi Presidente, ya ha disfrutado de su silla en la exitosa cumbre de Washington. Hay ocasiones, como ésta, en que conseguir una silla libre ha supuesto grandes fatigas. Otras veces, también como ésta, la dificultad viene una vez que se ha hecho uso de la dichosa silla. Aún hoy resultan impactantes las imágenes legendarias del toreo épico de Rafael Gómez Ortega, El Gallo, toreando por alto sentado en una silla sin que ni siquiera pestañeasen los alamares de su vestido de luces.
Mucho más sorprendió esta suerte en un diestro que no se caracterizó precisamente por su valor. En las fotos que guardo de unos facsímiles editados por la revista Blanco y Negro, puedo comprobar la sencillez de la silla: cuatro patas y respaldo de madera con un asiento de rafia. Una simple silla no demasiado cómoda ante un descarado toro del Conde de la Corte y bien protegida por El Gallo, un torero que llegó a la cumbre en su época.
Cuarenta y cincuenta años más tarde he visto usar sillas similares a Paco Alcalde y a Sergio Sánchez para efectuar suertes de banderillas. Las suertes de muleta y los tercios de banderillas son claramente distintos y en este último supuesto la silla suele sufrir la acometida del toro con los consiguientes daños colaterales. Sobre todo recuerdo al de Tudela ponerle un escalofriante par al quiebro, sentado en una silla roja, a un toro de Miura en la Plaza de Toros de Alicante hace diez años o doce años. Unas y otras son sillas semejantes en épocas distintas, tauromaquias diferentes y resultados dispares en cuanto al éxito obtenido, pues ni el manchego ni el navarro llegaron jamás a la cumbre ocupando un puesto en la historia del toreo a años luz de Rafael El Gallo. Este ejemplo nos indica que lo de menos es la silla, porque ésta por sí misma no garantiza la cumbre.
En mi época universitaria daba gozo ver a los de Derecho cuando cada mañana revivían el Apocalipsis para poder pillar una silla libre. Madrugones, carreras, prisas, empujones Todo por sentarse en una silla y no tener que escuchar de pie y en el pasillo la clase sobre las obligaciones del Pater Familiae. A veces se guardaban sitio por turnos, un día se asfixiaba uno y al día siguiente le tocaba al compañero. Esto servía para estrechar lazos de amistad y compañerismo, y además le otorgaba a cada silla el extraordinario valor que cada una tenía. Aquí vemos que cuanto más trabajo cuesta la silla mayor es su aprovechamiento, aunque esto por sí solo no garantice el aprobado. Seguro que el acomplejado y poderoso Presidente de Francia confía en que sus panes serán generosamente devueltos.
Si en España hubiera o hubiese oposición, el líder de la misma nos explicaría en calidad de qué asistió el Presidente del Gobierno a la bendita cumbre, pues tengo la impresión que el ideólogo de la socialdemocracia europea con menos sentido del ridículo se la ha vuelto a colar. Sin embargo, Mariano Rajoy está dichoso del cargo que ostenta, pues le permite estar culito con culito con quien de nuevo lo derrotará en las urnas. Aunque parezca lo contrario, a ZP nadie le ha regalado nada y su silla habrá sido muy bien aprovechada por nuestro simpar Presidente. Disfruten del fin de semana porque ya se está acabando la crisis, una crisis de la que ZP no tiene culpa y que regresa de los USA con las soluciones. El fundador del neocapitalismo ha vuelto. Que se abran los cielos. ZP ha coronado la cumbre.