La suerte de Don Tancredo
Tancredo López fue un novillero valenciano de comienzos del siglo XX que creó e inmortalizó una curiosa suerte. Una tarde se vistió de blanco y, cubierto con un capirote blanco, se subió a un albo pedestal en los medios del ruedo. Quieto, esperó a que abrieran la puerta de toriles. Quieto continuó mientras el toro se le acercaba y lo olía mosqueado y sin decidirse a acometer. Finalmente el toro se marchó de allí buscando los terrenos de las tablas. Tancredo López, don Tancredo desde ese día, saltó del pedestal y buscó refugio mientras la plaza le obsequiaba con una gran ovación.
Tras este hombre vinieron otros y antaño era popular en las corridas de toros el personaje de Don Tancredo, un hombre que a modo de estatua permanecía inmóvil en mitad de la plaza, intentando de esa forma evitar la acometida del toro. A la gente le gustaba porque era cómico y muchas veces tenía más éxito que el matador de turno y quedó en el lenguaje popular hacer como don Tancredo, es decir, quedarse inmóvil ante el peligro y esperar a que éste pase.
Leire Pajín, ZP y compañía no son Tancredos, exactamente. No son modelos de acciones eficaces pero tampoco paran quietos. Hablan y hablan, sientan cátedra y adoctrinan como mesías. Sin sonrojo, nos dice Pajín, que es la hora de la izquierda porque es la hora de diseñar un mundo más justo, más próspero y más equilibrado. Eso es lo que todos queremos. Eso es lo que quiere la buena gente de izquierdas, y la de derechas, y los del centro reformista Todos. Lamentablemente las proezas del gobierno no van en consonancia con las vacías palabras de esta mujer.
Mientras tanto, un joven está observando las obras del Paseo Chapí y decide tomar un descanso. Se sienta en una cafetería y al lado hay un señor mayor. Comentan las palabras de Leire Pajín y el señor le dice al joven: ¿Sabes? ZP es como una tortuga en lo alto de un poste. Casi como don Tancredo. Después de un breve lapso de tiempo el joven dice: No lo entiendo. ¿Qué significa?
El señor le responde: Si vas caminando por el campo y ves una tortuga haciendo equilibrio encima de un poste de teléfonos. ¿Qué se te ocurre? Viendo la cara de incomprensión del muchacho joven éste le explica: No entiendes cómo llegó ahí, no puedes creer que esté ahí, sabes que no pudo subir allí solito, estás seguro que no debería estar allí, eres consciente que no va a hacer nada mientras esté allí Entonces lo único sensato sería ayudarlo a bajar de allí.
Querida Leire, ¿ZP y Obama son la esperanza para los seres humanos? Querida pajuela, ya has visto que por encima de las órbitas planetarias y las conjunciones cósmicas, habéis perdido las elecciones por las coyunturas creadas por vosotros mismos. Querida millonaria, otra cosa es que la oposición está en la inopia y no ha sido capaz de enrolar ni un solo nuevo voto. Querida calamidad, ¡un abrazo!