Vida de perros

La veterana Feria del Campo

Esta primera semana de otoño volveremos a presentar en el “paseo marítimo” (recinto ferial) de nuestra ciudad la veterana Feria de Muestras Villena. Y como el tiempo no pasa ni para ustedes ni para mí, tal y como demuestran estas incipientes canas que insisten en destacarse entre el resto de mis cabellos, resulta que hemos llegado al vigésimo aniversario de un evento que se mantiene vivo gracias a su capacidad para afrontar y sortear toda una serie de continuas peripecias ¬–del griego peripeteia, giro imprevisto. Para Freytag: “El momento trágico que como consecuencia de un acontecimiento imprevisto […] flexiona la búsqueda del héroe en una nueva dirección”) –.
Y es que a la Feria anteriormente conocida como Muestra Villena, C.A.M.P.O., o Feria del Campo, le ha tocado vivir días extraños, tiempos convulsos que podrían ilustrarse sencillamente con una memoria gráfica que recogiera todo su recorrido. Allí constaría nuestra historia: desde los años del Boom del ladrillo hasta la caída de Lehman Brother’s, y de allí hasta estos momentos en que a la innombrable Crisis de Zapatero la llamamos “situación actual”. En esa antología, ese álbum fotográfico, podríamos observar qué sectores (y en qué dimensiones) ocupaban y ocupan la Feria, constituyendo una muestra apreciable de los derroteros –rumbos que no derrotas, que también– tomados por el mundo empresarial en nuestra historia inmediata.

La Feria también ha tenido que lidiar con los diferentes cambios de denominación llegados desde los distintos Gobiernos que se han ocupado de ella. Y del mismo modo ha tenido y tiene que bailar con parejas más o menos dispares como la Feria de Artesanía Festera, la Feria del vino, la Feria de Turismo de interior o el Concurso Canino; eventos que en general han bailado con el brazo estirado, de forma paralela y sin apostar por la unidad, la integración en el conjunto, incluso utilizando la plataforma de la Feria del Campo como terreno de pruebas o como lanzadera. No es el caso del ya mítico Concurso de Habilidades Tractorísticas, una actividad que como bien señalaba a los medios el grupo organizador busca el encuentro y la diversión más allá de intenciones comerciales, competitivas o propagandísticas. Un espíritu que yo, personalmente, he encontrado en todas las ocasiones en las que he podido ser partícipe (como espectador, claro).

Parece quedar claro que la feria o muestra se vuelve a llevar a cabo gracias al empeño y el trabajo de unas cuantas personas, emprendedoras con las que tenemos la fortuna de contar en Villena. Personas confiadas en la necesidad de dicho proyecto. Aunque también cuenta y ha contado con la colaboración de unos gobiernos municipales que, visto lo visto, no terminan de tener clara la definición de la actividad pese a tener conciencia de su importancia. Una posible falta de visión cuya solución pasa más por la creación de una propuesta concreta y consensuada que se desarrolle a medio plazo antes que por un nuevo cambio de nombre.

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