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La violencia contra las mujeres: suma y sigue (Comunicado de IU Villena)

El 25 de noviembre es el Día Internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres. Y de nuevo estamos aquí para denunciar que esta violencia sigue y sigue. En la última década, en España, más de 700 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. En el año 2012, fueron 52 las que perdieron la vida por esta causa, en el 2013, fueron 54 las que sucumbieron a manos de quienes un día dijeron amarlas, y en lo que llevamos de año, ya son 51 las mujeres asesinadas por la violencia machista.
Pero la violencia contra las mujeres no es sólo el trágico suceso con resultado de muerte que sale a la luz, la violencia contra las mujeres es cualquier acción encaminada a controlar a las mujeres, por el hecho de serlo, en el ámbito privado o público. Aunque descendiendo a lo concreto podemos decir que, violencia es cualquier acto que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico.

Según María Jesús Miranda López, Profesora Titular de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, existen al menos cinco formas de violencia contra las mujeres y las niñas:

-- La violencia simbólica.
-- La violencia física intergrupal (La guerra, el terrorismo, la violencia mafiosa).
-- La violencia económica.
-- La violencia institucional.
-- La violencia física interindividual.

Pero ahora vamos a detenernos únicamente en la última: la violencia física interindividual. Mientras persista una relación basada en la desigualdad y en la subordinación, la mujer ofrecerá condiciones óptimas para convertirse en objeto de agresión. Y es esta violencia, la que lleva a convertir en asesinos de sus mujeres, a quienes presuntamente debían amarlas y cuidarlas.

Y es que la causa fundamental de la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres, es conseguir el control del conjunto de las mujeres. Por eso, cuando pierden el control sobre ellas, hay hombres que no lo quieren aceptar y las matan.

No quieren aceptar que ellas no son de su propiedad sino que tienen autonomía propia y por lo tanto pueden hacer lo que quieran, incluso dejarles si ya no cubren sus expectativas. Esos hombres no han comprendido que la “hombría” no se demuestra imponiéndose por la fuerza, ni insultando o menospreciando a quienes consideran seres inferiores, porque ahí está el germen de la violencia contra las mujeres, en esa consideración de inferioridad. No se maltrata a un igual ni a un superior.

El Partido Popular suprimió la asignatura de Educación para la Ciudadanía, para contentar a los sectores más reaccionarios de la sociedad, y sin embargo, entre sus contenidos se encontraba el abordaje de la igualdad de hombres y mujeres en la familia y en el mundo laboral, el respeto y la promoción de la diversidad de las personas y del libre pensamiento.

Pero la eliminó porque cuestiona parte de las bases de este sistema patriarcal. Al capital, que se nutre del consumo acrítico, no le interesa; tampoco a las iglesias, que anteponen la fe a la razón; ni a quienes buscan personas sumisas y poco participativas. Y es que aprender no significa procesar información, sino generar pensamiento, que es lo que pretende la Filosofía en su estado más puro. Y en la Filosofía se encuentra toda la educación para la ciudadanía, en la Filosofía también está presente el pensamiento feminista. Nos preguntamos ¿qué ocurriría si en vez de ser mujeres las asesinadas, fueran varones fenecidos por el terrorismo etarra, yihadista o de cualquier otro grupo? Seguramente el país entero estaría conmocionado, se realizarían manifestaciones masivas y habría un sinfín de decretos y recursos invertidos en seguridad y en prevención.

Partiendo entonces de lo mismo, lo que es malo para unos, también lo es para otras. Los derechos y libertades deben ser para todos los seres humanos o no lo serán; sólo serán papel mojado.

Quedarse solo en rechazar la violencia contra las mujeres un día es insuficiente, hay que analizar los orígenes de la misma, que parten entre otros sitios de la educación y las relaciones sociales y económicas, y buscar alternativas para que desaparezca. Aún así, mientras no podamos cambiar la sociedad desde la raíz, es importante que el día 25 se salga a la calle y se recuerde que sigue existiendo la violencia contra las mujeres.

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