¡Larga vida a Quitapesares!
A finales de diciembre de 2012 Laura Torres y Rafael Cantó, Miche decidieron emprender un reto en el sector de la hostelería, gestionando un viejo bar justo a las espaldas del Centro de Salud de la Plaza de Toros. El nombre del nuevo local fue bautizado como Quitapesares, en honor de su abuelo materno, que se había criado en una finca con el mismo nombre en el Prado de la Villa. Laura y Miche obraron el milagro de conceder a un modesto y pequeño establecimiento, que albergaba a escasas personas mayores para tomar su chatico de vino, de un mayor rango y ubicarlo en una categoría superior; no por ser un lugar exclusivo para clientes exclusivos, sino por conseguir una clientela leal a base de imaginación, profesionalidad y esfuerzo.
No resulta fácil adquirir fama en un lugar diminuto, lejano del centro urbano y con escasos recursos materiales y humanos. Tan sólo cabe justificar su éxito por las excelencias personales de sus creadores, por la calidad del servicio y por el exquisito trato personal y humano de esta pareja con sus clientes. Miche, desde siempre, ha sido un elegante y peculiar relaciones públicas, hombre con mucha experiencia y tacto a la hora de encontrar apoyos incondicionales y amigos duraderos. Laura, llena de ternura y sonrisas por doquier, ha sido la tramoyista, la persona que con menos actividad presencial ha convertido sencillas materias primas alimenticias en auténticos manjares para el paladar.
Y como no solamente es necesaria una agradable gastronomía, unas entrañables conversaciones y un don de gentes para triunfar en un negocio como este, han invertido fantasía, tiempo y mucho trabajo para dotar a Quitapesares de un reconocimiento merecido. Permitir que la clientela se sienta como en casa, que pueda cualquiera acceder a Juanita la Prusiana, esa ya legendaria guitarra que resultó un regalo inolvidable, que los consumidores se sientan protagonistas y artífices del local, posibilitando sus imágenes y retratos en los archivos y hemerotecas de las redes sociales que cuida con esmero Laura. Y, llegado el verano, esa magia callejera con actividades como los cuentacuentos, esos conciertos improvisados y en vivo, esos recitales de poesía o esas exposiciones y galerías fotográficas o pictóricas.
Definitivamente puede decirse que Quitapesares se ha ganado a pulso su buen nombre, porque además de Laura y Miche ha contado siempre con personal dedicado y esmerado. Centenares de personas se han ido desplazando a propósito desde el centro de la ciudad para conseguir mesa en un lugar donde no tiene costumbre en comprometerse con reservas anticipadas. Una clientela fija, fiel y leal contempla y protege a este bar por una fidelidad que es un cóctel de amistad, buen comer y buen rollo entre colegas; y no solamente se nutre de villenenses o personas de fuera que trabajan y viven aquí, pues ya es sobradamente conocido que numerosas personas de otros rincones de España y allende de nuestras fronteras ya saben lo que es Quitapesares; bien porque la han visitado de paso y quedaron encantadas, bien porque han indagado su página web, bien porque el boca a boca es mucho más poderoso de lo que nos imaginamos.
El caso es que acaban de trasladarse a la calle Empedrada, en el corazón de nuestro viejo pueblo y las expectativas no pueden ser más halagüeñas. Se espera sigan con su fiel clientela y se augura otra nueva, esa que va de paso por el centro de la ciudad y que huye de la pereza de coger el coche o atreverse con una caminata. Más expectativas por tanto y que conlleva, necesariamente, más responsabilidad, más profesionalidad, más trabajo y más personal. Sólo espero que nunca pierdan, Laura ni Miche, su filosofía original, su hoja de ruta, tan sencilla como eficaz, basada siempre en el trato humano y en la franqueza desnuda. Que no pierdan la paciencia, la misma que les hizo superar situaciones difíciles, para que lleguen a reconvertir el nuevo Quitapesares en un antro de tapeo atractivo y conmovedor, como lo ha sido desde que empezó.
Así que Laura, encantadora hija mía, y Miche, su acompañante, disfrutad en esta nueva andadura y conseguid que os nombren, no solo por lograr paladares agradecidos, sino, y por encima de todo, por seguir siendo buenas personas, dándole más importancia a la nobleza que siempre atesoráis.
¡Larga vida pues a Quitapesares!