Vida de perros

Las circunstancias + La sombra

En estos días que no son ni de lejos de vino y rosas. En una Villena tan temerosa y exígüe como sus circunstancias, como el país donde habita. Alimentamos, como con gusto, al Troll, a la decadencia televisiva que torna más decadente y trasnochada si cabe esa premeditadamente seleccionada opinión pública. Y aquí, como si no hubiera bastado aquella foto del burro con la que algunos medios nacionales ilustraron la noticia de Villena, Infoville, como la primera ciudad virtual. Como si no bastaran aquel reportaje nacional sobre el curanderismo en nuestra tierra, y la farsa sobre la disputa que Villena y Biar mantenían acerca de la Mahoma, nos encontramos con el anuncio de la próxima aparición televisiva de nuestra ciudad: a raíz de los impagos de nuestro Ayuntamiento a cierta empresa.
A todo esto, mientras se anuncian recortes del cincuenta por ciento en los presupuestos de nuestro Teatro Chapí y nuestra Casa de Cultura, algunas mentes privilegiadas han puesto en circulación unas hojas de firmas que solicitan al Ayuntamiento una partida presupuestaria para la realización de actividades en la impagada Plaza de Toros –La Plaza–. Firmas a las que sin quitarles la razón pero sin darles ninguna más, les repetiría: tras reducir a la mitad el presupuesto del Teatro Chapí y de la Casa de Cultura. ¿En qué pensamos? ¿Acaso no somos capaces, queridas personas, de atar cabos?

Mientras tanto, para colmo porque las desgracias no vienen solas, también intuimos la presencia de una sombra en el Gobierno de nuestra ciudad. Una sombra cuyo aspecto entrevemos en la presentación de los presupuestos municipales. Que entrevemos en la aprobación de eventos taurinos por parte de un alcalde verde –ajeno al disfrute con la tortura a los animales–. Una sombra que se yergue omnipotente sobre Villena, elevándose pertinaz con su menudencia: siendo una simple bisagra: que estando acá o allá, sabe que acaba siendo la puerta: el tirador, la aldaba, la tabla y el marco.

Todavía quedan tres años y centenares de días para que, con fortuna, podamos deshacernos de esa pegajosa sombra que ahora disfruta de una condición única: capaz de desencaminar todas nuestras vidas, amparada por la Constitución y los buenos deseos –las buenas voluntades–. Pese a que mientras tanto, algunas gargantas ya casi afónicas sólo confiemos en seguir gritando que nuestras leyes son distintas a las leyes que permiten que una sombra bombardee, imponga, actúe, en minoría.

En realidad sólo pretendía transferirles mi desconfianza y aversión hacia lo que hoy se llama Villena Centro Democrático. Una organización fruto del resentimiento, el odio y la venganza. Una formación a la que no dedicaría ni un segundo si no tuviera el presentimiento, la sospecha, de sentirla operar en la sombra: doblegar voluntades, aprovecharse de su representación minoritaria pero decisiva para inclinar a su favor el reparto que debía ser ecuánime. Pero una sombra, a fin de cuentas, a la que las urnas nos han condenado sea para un gobierno tripartito como bipartito.

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