Apaga y vámonos

Las dos caras de la moneda

Si aceptamos eso de que un medio de comunicación es un espejo colocado ante la sociedad que lo acoge, el nuestro refleja claramente dos Villenas bien diferentes, una construida casi por generación espontánea desde sus tejidos asociativo, vecinal, empresarial, cultural y deportivo, y otra conformada por una clase política apolillada que acaba repitiendo una y otra vez los mismos errores.
Lo del pasado fin de semana fue espectacular. Pudimos disfrutar en el Teatro Chapí del estreno nacional de un musical infantil, Aladín. La Casa de la Cultura, de la mano del Club de Jazz de las Mil Pesetas, nos trajo un gran concierto, y un día después, en el Patio Festero, pudimos vivir un evento de esos que permanecen en el recuerdo colectivo para siempre. Y es que lo que iba a ser un concierto de Dr. Vulcano e Ingresó Cadáver se acabó convirtiendo en un auténtico homenaje hacia el rock villenero y las personas que lo hicieron, lo hacen y lo seguirán haciendo posible, una verdadera reunión de artistas y una explosión de buen rollo que a buen seguro será recordada por cuantos tuvieron la suerte de estar ahí.

En lo deportivo, se vivió otra jornada inolvidable gracias al V-74, que quiso celebrar a lo grande su 40 cumpleaños y vaya si lo consiguió, presentando más equipos que nunca, demostrando que tiene cantera y afición, pues llenó el pabellón cubierto, y regalándonos la presencia en Villena de nombres que, para los aficionados, son auténticas leyendas, unos deportistas –Romay, Rogers, Arlauckas, Tabak…– que además demostraron ser grandes como personas, regalando fotos, autógrafos y sonrisas a quienes se acercaron a ellos.

Mientras tanto, el colegio Carmelitas acogía una jornada a beneficio de la Asociación de Niños con Cáncer de la Comunidad Valenciana (ASPANION) que resultó otro auténtico éxito, gracias al esfuerzo incansable del grupo de asociados y colaboradores que han trabajado durante meses para sacar este evento adelante, un evento casi solapado en el tiempo que otra actividad exitosa a más no poder: el Rabalfest, es decir, la fiesta de la cerveza y el vino organizada por la Asociación de Vecinos del Rabal, que llenó de alegría las calles del barrio y, además, sirvió vender nuestros encantos a los potenciales consumidores de ese producto turístico llamado Villena.

Y corriendo entre un evento y otro, por la mañana o por la noche, cientos, si no miles de personas, tarjeta en mano, visitando los 13 bares y restaurantes que participan en la Ruta de Tapas Rico Rico Tesoro, que está siendo otro pelotazo en cuanto a participación y seguimiento, para alegría de los propios hosteleros y de nuestras calles, ambientadas como nunca en una época reservada habitualmente para la depresión post-fiestas.

Por el contrario, pocas novedades (positivas) hemos tenido en lo político. Si acaso, que como las cosas vengan mal dadas igual hasta nos toca pagar por la no-corrida de toros del pasado 7 de septiembre y por el no-equipo de sonido de la plaza. Las comparaciones, en efecto, son odiosas. Y en esta ocasión, aún más.

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