El Diván de Juan José Torres

Las elecciones andaluzas son un aviso para todos

Está claro que Andalucía es un bastión para las fuerzas socialistas, quizás la más importante fortaleza electoral de todo nuestro país. Sinceramente, pensaba que la corrupción por los Cursos de Formación y el desvío de sus fondos iba a hacer mella en la intención de voto de su principal partido. Me equivoqué. Que miles de millones de euros extraviados y cientos de imputados no hayan impactado en quienes suplican transparencia ni hayan evitado el cómodo triunfo electoral del PSOE llama la atención, so pena que los votantes tengan más garantías con la recurrida retahíla de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer…”.
Aun así el partido socialista ha conseguido 47 escaños, los mismos que en 2012, pero perdiendo más de cien mil votos en este viaje. No alcanzando la mayoría absoluta y sin socios fiables o desconfiados, vaya usted a saber, no tendrá una travesía sencilla gobernando en solitario, pues muchas de sus propuestas saldrán adelante con aplastantes unanimidades y otras se quedarán en el camino por falta de foro. Esto es lo que hay, a pesar de la desmesurada arrogancia de su líder, Susana Díaz.

El PP ha obtenido quinientos mil sufragios menos, malogrando 17 escaños de los que antes conservaba. Se alzan ahora voces internas de autocrítica, unas censurando la designación a dedo de su candidato, otras por menospreciar al postulante de Cospedal. En cualquier caso la debacle de los populares ha supuesto un inmenso varapalo, reclutándose ya entre sus filas medidas para que no se contagie a parapetos, hasta ahora asegurados, como Madrid o Valencia.

IU, como era previsible, ha sido volteada por el auge de Podemos, no sabiendo a ciencia cierta si el revés lo fue por su coalición con los socialistas en la Junta de Andalucía o por la vorágine de espiral ascendente que protagoniza la formación de Pablo Iglesias. La preocupación entre la dirección de esta institución de izquierdas es difícilmente asumible, pues ha pasado de ser socia de gobierno a salvaguardar, a duras penas, la representación parlamentaria, perdiendo 7 escaños.

Podemos ha dado un paso al frente, pero insuficiente. Hasta su máxima responsable de campaña ha reconocido que “el paso no ha sido lo suficientemente largo…”. Es verdad que han conseguido 15 diputados, pero sus expectativas eran mucho mayores y tendrán que explorar también las causas de la detención de sus prometedores pronósticos. Tampoco se puede ir por ahí asustando a la gente de que suprimirán la Semana Santa o la Feria de Abril, manifestaciones inapropiadas para quienes piensan que están inventando un mundo que ya estaba concebido antes de que muchos de sus dirigentes nacieran. ¿Se imaginan ustedes que algún candidato local cuestionase las Fiestas de Moros y Cristianos por evitar suspicacias con el patético Estado Islámico?

Ciudadanos ha irrumpido con 9 escaños que no tenía, siendo su principal artífice las intervenciones en primera línea de su hombre fuerte, Albert Rivera. Parece evidente que su aparición en los escenarios nacionales puede convertirles en muchos sitios en charnela de estabilidad política, pero que nadie se engañe, es otro experimento de laboratorio que tiene por delante un largo camino nada sencillo. Apoyarán puntualmente políticas hacia un lado, en ocasiones hacia posturas distintas, dependiendo de la oferta o la demanda que se tercie y no dejando entrever posiciones ideológicas con sello y contenido propio.

UPyD se ha comido sus propias contradicciones al perder su oportunidad histórica de converger con Ciudadanos. Rosa Diez, autista y envanecida, ha subestimado a partidos de su propio espacio y se ha creído imprescindible y vital, perdiendo el tren que hubiese encumbrado a esos dos partidos a un ascenso digno e imparable. Ahora piden su cabeza desde el interior de sus estructuras pero su empecinamiento la cegó hace unos meses.

Estas elecciones han sido un aviso para navegantes políticos y para direcciones autonómicas y nacionales. Falta ver cómo se recomponen los puzzles que quedan pendientes. Unos tropezarán en la misma piedra y otros quizás busquen otras estrategias. En los caminos unos andan y otros se pierden.

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