Las espinas de la Corona
No suelo escuchar los mensajes navideños del Rey Juan Carlos porque me parecen repetitivos, sosos en los textos y en los tonos y con la sensación de llevar un chicle en la boca. Este año me pica la curiosidad, ya no por el contenido, que versará sobre apretarnos el cinturón en épocas difíciles y la falsa esperanza de que, con el esfuerzo compartido y entre todos, saldremos de ésta. El discurso ya me lo sé. Pero tengo fisgoneo por si aparece todavía con esas gafas oscuras que ocultan tristezas, si hará alguna alusión a la crisis de imagen por la que atraviesa la monárquica institución tras los desmanes de su yerno o si anunciará que podría ser posible ver su rostro acuñado en la peseta en 2012.
Porque hay que ver cómo está el asunto. Cada día que pasa se sabe más de los excesos ilegales del Instituto Nóos, de su financiación irregular y de los presuntos desvíos de fondos a paraísos fiscales. Tendrá que hilar muy fino la defensa de Iñaki Urdangarín para convencer a fiscales y a jueces de que el muchacho es inocente, porque las sospechas cada vez son más contundentes. En primer lugar tendrá que justificar su acrecentado patrimonio si sólo es Presidente de una Fundación No Lucrativa y de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica Latinoamérica. Si las pesquisas acaban siendo ciertas el rey deberá darle una patada en el trasero y arrojarle de la Casa Real, despojarle del título de Duque y personarse como acusación por el daño infligido.
Ya el año 2006 el Jefe del Estado instó a Iñaki que abandonara sus actividades privadas porque había indicios de irregularidades, le sugirió cambiar de aires y ganarse la vida honestamente, hasta le recomendó en Telefónica, en un alarde de poderío soberano para el enchufe Pero el mocetón no tuvo bastante con el braguetazo y parece que le cegó la ambición. Habrá que ver qué hace la Infanta Cristina, si apoyarlo hasta el final o señalarle la puerta, si es que no le salpica a ella también la inquietante trama.
Acabe como termine el culebrón reconozco mis nulas simpatías por la monarquía. La Casa de Borbón inició su historia en 1272, emparentándose la reina de Francia con el pionero de la familia. El Duque de Anjou, Felipe V, inició la dinastía en España en 1701 pero, a excepción de Carlos III, que fue considerado como el mejor rey, todos los Borbones han exhibido ineficacia, incompetencia y mediocridad, incluyendo al actual. Que el Estado redujera el presupuesto a la Corona en 2011 no me consuela, como que argumenten que es la monarquía más barata de Europa. 8,4 millones de euros me parece una barbaridad para el papel que desempeñan, si hasta los discursos se los preparan y hay que pagar también al negro que les escribe, al séquito, a la seguridad y a sus funcionarios.
Y lo que me parece vergonzoso es que ahora que ha saltado el escándalo quieran, precisamente ahora, hacer públicas y transparentes sus cuentas. Moralmente llegan tarde. ¡Viva la República!