Las nuevas nuevas nuevas restricciones Covid
Nos están robando los locales de ocio de nuestras ciudades y todo el sistema económico que generan, nuestra vida cultural y social y hasta nuestra alegría de vivir
Una semana más en Villena, en la Comunitat Valenciana, actualizamos las medidas frente al Covid, sexta temporada, creo. Y antes de continuar escribiendo quiero que conste que prometo sobre el Molloy de Beckett que jamás tuve intención con mis palabras de dar cancha a movimientos antivacunas, terraplanistas, negacionistas de las fiestas populares o a asociaciones nostálgicas del supremacismo.
Afrontamos, martes 17 de agosto, la nueva tanda de restricciones tras la severa ola de calor, que antes llamábamos calor, en una ciudad del levante interior donde la única alegría de sus noches son las actividades que afortunadamente todavía programa la Kakv, como El Festival de Títeres de Las Cruces/San Crispín, el próximo Hop o la Semana de Cine junto al CineClub. El resto viene siendo terror y miseria, como en los últimos dieciocho meses.
Afrontamos las nuevas restricciones con el recuerdo de un Ximo Puig cada vez más rubio pidiendo al Primer Ministro del Brexit que a la hora de elaborar sus vetos considere España por Autonomías y no como unidad. Lo entiendo, porque el señor Puig nos ha hecho pasar por el agujero de una aguja, porque no es cuestión de que esas grandes mujeres y hombres que han creado la España del Turismo tengan que seguir llorando en las televisiones por un solo ojo por sus pérdidas. Que no son las del resto, son más, claro.
Afrontamos las nuevas restricciones, a quien le toque joderse que se joda, no solo porque en Valencia seamos más papistas que el Papa, que también, sino porque… bueno, porque sí. Porque ni usted ni yo sabemos nada de nada; porque igual podríamos decir que qué pasa con lo de fumar en las terrazas de los bares (en lugar de hacer el ridículo poniéndonos de pie a cincuenta centímetros de la mesa, donde sí está permitido fumar), pero demostraríamos que no sabemos nada de nada: porque no se les ha olvidado levantar esa restricción, más bien parece existir un asunto pendiente con nuestras queridas naciones asociadas en cuanto al precio del tabaco.
Afrontamos las nuevas restricciones sin la más leve queja del Partido Popular Valenciano, que debe estar bastante ocupado cubriendo las bajas de su personal encarcelado y de la decena de juicios que siguen pendientes. Tampoco de Ciudadanos, aunque a estas alturas nadie las esperaba. Y, bueno, ya conocemos el modus operandi de Vox: es mejor mantener la boca cerrada y parecer estúpido que decir algo y confirmarlo.
En definitiva, para consolarnos, podríamos decir que somos personas tan decentes y responsables como parecemos y que cuando toca arrimar el hombro, lo arrimamos: sea con las restricciones o con la factura de la luz. Pero no es así, porque lo que nos están robando es algo más: los locales de ocio de nuestras ciudades y todo el sistema económico que generan, nuestra vida cultural y social, y si me dejan poner extremista, nuestra alegría de vivir.
No nos estan robando nada. Si nos estuviesen dejando morir, sería malo, si miran por nuestra seguridad, es malo tambien.
Si la gente fuesemos la mitad de responsable de lo que nos piden toda esta bazofia sería mas llevadera, pero nos saltamos las normas a la torera y ahora lo que nos queda es apechugar.
Y si no sal a la calle 10 minutos y verás el cumplimiento de normas que hay en nuestra ciudad yen cualquiera de ellas.