Limpieza de Fiestas con Cillit Bang
Y la suciedad se va en un Bang dice el anuncio, eso no se lo cree nadie. Al Cillit Bang le pasa un poco como a la encuesta de este periódico sobre la Plaza de Toros: todos hemos visto cómo el actor de la tele saca la moneda reluciente, pero en nuestro fuero interno sabemos que aquello del frotar se va a acabar no es más que una entelequia. Pues con la encuesta pasa un poco lo mismo: sí que nos dejo alucinados el Presidente cuando dijo que la Plaza la pagaba él, pero de ahí a que nos tomemos la cosa en serio va un trecho. Porque al final lo de las promesas electorales tiene mucho que ver con los anuncios de la tele, que se dice tanto en tan poco tiempo que no caemos en aquello mil veces repetido de leer la letra pequeña.
Algo parecido a lo de la encuesta me pasó a mí nada más volver de las vacaciones, tanto Cillit Bang, tanto Cillit Bang por todos los sitios que cuando me dispuse a empezar la limpieza de Fiestas me fui a la droguería que hay debajo de mi casa y me compré una botella. La verdad, todo hay que decirlo, que la dueña de la droguería ya me advirtió que para el precio que iba a pagar por el Cillit Bang podía comprar otros productos tan eficientes o más que el Cillit Bang, pagando bastante menos por ellos. Pero a mí, qué quieren que les diga, lo del anuncio me tenía enganchada, y pensando en todo lo que tenía por delante, me dije que si lo que iba a pagar de más me iba a ahorrar trabajo ¡bendito Cillit Bang!
Pero no, la realidad es bastante más cruda de lo que nos la pintan en la televisión; una vez me puse manos a la obra caí en la cuenta que no existen dietas milagro tampoco en la limpieza, que aquello de meter la moneda en el líquido y que te salga nueva no es del todo cierto, por no decir claramente que es mentira. La de la droguería tenía más razón que una santa, a fin de cuentas el producto milagro es igual que tantos otros que llenan nuestros cuartos de lavar. Sin mocho, sin trapo y sobre todo sin agachar el lomo, la suciedad no se va en un Bang.
Eso mismo es lo que creo yo que está empezando a pensar la gente con lo de la Plaza de Toros, porque una cosa es lo que se dice en el anuncio y otra parecida pero diferente es lo que pone en el prospecto. Bien que viniera Camps a decirnos que la Plaza la pagaba él, pero a la hora de poner los cuartos sobre la mesa, el asunto ya empieza a tener letra pequeña, ya no es lo mismo que cuando vino antes de las elecciones. Ahora ya le toca al ayuntamiento sacar los cuartos para poner unos andamios, según dijo la concejala por la radio. Mañana seguramente nos dirán que también nos toca pagar otras cosas. Así que al final de donde dije digo, digo Diego. Como el Cillit Bang.