Lo excepcional sería que no amaneciera
Se atribuye a Goebels la frase que afirma que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, y también Lenin estuvo de acuerdo con que una mentira repetida muchas veces se convierte en una gran verdad. Sentencias iguales en cuanto a la semántica, con mínimas diferencias de léxico y mostrando nuevas incógnitas sobre si fue antes la gallina o fue el huevo.
Miente y miente, que al final algo quedará. Y cuanto más grande sea la mentira más gente la creerá, como se comprueba cada día según cada pedazo de intervención que escuchamos una detrás de otra.
En este caso no me voy a referir a la política, pese a que los ejemplos están a esportones, desde la recuperación económica, el timo de los impuestos o la separación de poderes; ni a lo taurino, tres cuartos de lo mismo y a la espera de que comience a organizarse la corrida del día 7; y tampoco a cuestiones de partidismo tauropolítico como por ejemplo el mensaje de que la Plaza de Toros de 1924 fuese construida por suscripción popular. Ni así, ni de ningún otro modo que se le parezca.
Quien afirma que es excepcional ver amanecer cada día, no sólo está equivocado sino que también muestra supina ignorancia sobre el significado del término excepción. La RAE sólo considera que es excepcional aquello que constituye una excepción de la regla común, que se aparta de lo ordinario o que ocurre rara vez. Por lo tanto, es imposible que un amanecer sea excepcional.
Pero quien persiste en la afirmación de esta falacia, lo hace buscando por aquí el resquicio que le permita distraer a la gleba y un camino para acceder por una puerta escondida a través de un recurso que le hubiese resultado infranqueable por derecho propio.
Algo excepcional es algo excepcional, sin más más ni más menos, pero quien legisló incluyendo la excepcionalidad como requisito indispensable para acceder a un bien, debió asumir el riesgo de que aparezcan imagineros de buena talla, que además esgrimen sus virtudes democráticas manoseando esta noble forma de convivencia: Las reformas han de votarse sin miedo.
Sin miedo a los cambios y sin oponerse a ellos, bajo pena de ser tachado de retrógrado e involucionista. Votando tantas veces como haya que votar hasta que se apruebe el disparate, y una vez así no volver a someterlo a votación, porque hay que aceptar el resultado y respetar la democracia.
No se debe pasar por alto la realidad de que no han encontrado oposición porque el personal ha considerado que no tiene tanta importancia si el sol sale cada mañana o sólo cada 168 años, franqueando el puente de plata a los lanceros, que quedan bendecidos.
Grandioso, maravilloso, babilónico, colosal, panorámico, cuantioso, enorme, épico, espectacular, formidable, imponente, ingente, inmenso, majestuoso, monumental, ostentoso, portentoso, regio, soberbio, sublime, suntuoso y titánico. Todo esto y mucho más puede ser válido para describir el amanecer, pero jamás esta acción de la naturaleza podrá ser tildada de excepcional, because Sun also rises.