Lo que está en juego
Cuando se cuelgue este artículo en el soporte digital de EPdV se habrán celebrado ya las elecciones al Parlamento europeo y se vislumbrará el mapa político que ha de gobernar este continente cada vez más tambaleante. Veintiséis millones de parados y recortes por doquier para las clases medias es una herencia bastante tenebrosa. Aquí la derecha española se empecina en utilizar la retahíla de que el culpable fue Zp, sin embargo, el panorama desolador desde los Pirineos hacia arriba tampoco es muy esperanzador, gestionado en su gran mayoría por políticos conservadores y algunos socialdemócratas. Por tanto, aparte de políticas nefastas, lo que preocupa es que los que crearon la crisis, altas finanzas, siguen frotándose las manos y agazapados para volver a hacer más fechorías para convulsionar, con reiteradas vueltas de tuerca, la vida civil y social de los europeos.
Hace unas semanas aparecía en la primera página del diario Información el titular que afirmaba: El Consell Valenciano paga 4,5 millones de euros en intereses cada día como pago de la deuda a los bancos. Y añadía que a éstos se les debe todavía 30.000 millones. Bajo del titular había una foto de un enfermo de cáncer de próstata al que Sanidad ha negado la medicación que requiere, a pesar de las prescripciones de los oncólogos del Hospital de San Juan, por los elevados costes del tratamiento. No es un caso aislado. En otras comunidades españolas ya surgen colectivos de enfermos hepáticos que denuncian su condena a muerte porque no se les dispensan las medicaciones farmacológicas precisas.
Igual podríamos hacer referencia a las personas absolutamente dependientes, abandonadas por la Administración. O aquellas otras que siguen siendo desahuciadas, con niños pequeños incluidos, y echadas a la calle. O los parados de larga duración a los que se les acaba el ¿chollo? de los cuatrocientos euros mensuales. O como denuncia Cáritas, en su último informe, respecto al crecimiento alarmante de la pobreza, sobre todo infantil.
Me parece una enorme contradicción que el Gobierno se empecine en la Reforma de la Ley del Aborto, para proteger las vidas de los no nacidos, cuando se olvida de las vidas y de la salud de personas mayores dependientes, enfermos a los que niega el tratamiento o familias enteras desprovistas de techo y abandonadas a su suerte. ¿A dónde vamos a llegar? ¿Vale más el pago de una deuda que el respeto a unas condiciones de vida dignas? ¿Vale más someterse a las exigencias de unos mercados financieros, increíblemente insensibles, que a dar soluciones y respuestas a necesidades vitales?
Esa es la cuestión. No hay medias tintas en este asunto. O se protegen los intereses económicos de los grandes mercados financieros o se protegen las necesidades elementales de la población, como la educación, la sanidad, la dependencia. Y esto es lo que está en juego: hacer la pelota a una clase privilegiada o favorecer a los pueblos, que más que un favor es una obligación. Tantas veces dicen desde el poder que el pueblo es soberano que me entra la risa irónica. ¿De qué pueblo hablan? ¿Soberano de qué? ¿Por qué no dicen llanamente el pueblo es maltratado?
Está en juego que Europa siga con la política de libre mercado de circulación de productos, en pro de una maldita Globalización, que permita por ejemplo la compra de miles de toneladas de ajo procedentes de China para que el pueblo manchego de Pedroñeras cierre sus plantas y sea condenado a pasar hambre. Está en juego que Europa cuide a sus ciudadanos o les restriegue la mierda condenándoles a la miseria. Está en juego, en definitiva, que los europeos recuperemos la dignidad o nos convirtamos en esclavos para siempre.
Y me temo, queridos lectores míos, que seguimos por los caminos equivocados