En dos de los territorios profesionales en los que me suelo mover, el nombre de Pedro Cifuentes sale a colación de forma bastante habitual. Por una parte, se le menciona en el ámbito educativo dado que ejerce de profesor de Educación Secundaria, al igual que servidor; si bien a diferencia de mí, y es lo que amplifica su resonancia, suele debatir y polemizar sobre distintos aspectos de este ejercicio en redes sociales. Por otro lado, también se le cita en eventos relacionados con el mundo del noveno arte -el más reciente, la última reunión para organizar las jornadas de Unicómic- puesto que también es autor de cómics y suyas son obras de carácter divulgativo sobre la Historia del Arte o la Historia de España. Por lo tanto, dada esta doble coincidencia, esperaba con gran curiosidad una obra como Un viaje por las letras, que tal y como sugiere su título no es sino un repaso de la Historia de la Literatura Universal, en este caso destinado principalmente a un público juvenil de edad similar a sus protagonistas adolescentes y con una clara intencionalidad didáctica.
En este Un viaje por las letras, el lector acompaña a Isadora (una lectora voraz) y María (una joven reticente a los libros) a lo largo y ancho de la literatura de todos los tiempos y lugares, empezando por las primeras manifestaciones literarias que se conservan (esto es, desde los versos de la primera poetisa Enheduanna y el Gilgamesh) hasta algunas figuras contemporáneas como el malogrado Mario Benedetti, Stephen King o J. K. Rowling, pasando por un gran número de calas inevitables como Homero, Dante, Shakespeare, Quevedo, Austen, Tolstoi, Dickens, Wells, Borges o García Márquez (por citar solo algunos referentes insustituibles). No obstante, y haciendo alarde de su capacidad de fabulación, en este viaje los autores de carne y hueso conviven con sus fantasías y ensoñaciones, y tan reales se muestran don Quijote (y Sancho Panza, por supuesto) como Cervantes, madame Bovary como Flaubert, la criatura de Frankenstein como Mary Shelley, el doctor Henry Jekyll (y míster Hyde, of course) como Stevenson. El resultado, claro, es un divertimento de primer orden que, ni que decir tiene, espero llegue pronto a la gran mayoría de las bibliotecas de colegios e institutos españoles para ponerlo al alcance de nuestro alumnado.
Menos divulgativo y más personal, a la vez que orientado a un connaisseur más cultivado, es Le pont des arts, una de las últimas creaciones de la siempre interesante Catherine Meurisse. A esta autora francesa ya le dediqué hace un par de años una columna en exclusiva, y con anterioridad les recomendé precisamente La comedia literaria, obra que presenta ciertas concomitancias con la que nos ocupa hoy. Y es que Le pont des arts se centra en retratar la fecunda relación entre literatura y pintura a través de anécdotas verídicas a propósito de encuentros de escritores y pintores varios, por lo general pertenecientes a la tradición cultural gala o a otras intelectualmente afines, a lo largo de la historia.
Así, por las páginas de este El puente de las artes se pasean -ordenados de forma cronológica- letraheridos diversos, de Diderot a André Breton pasando por George Sand, Zola, Proust o Baudelaire; pero también Vermeer, Ingres, Delacroix, Cézanne o Picasso; además del diletante Théophile Gautier (el escritor que quiso ser pintor) y otros invitados de excepción como Man Ray o Kiki de Montparnasse. Todos ellos, retratados con el trazo desenfadado y el sano humor satírico y desmitificador que recuerda al estilo preponderante en la tristemente célebre revista Charlie Hebdo para la que Meurisse ha trabajado regularmente. En resumidas cuentas: una auténtica gozada, tan recomendable como todo lo que lleva la firma de su autora.
También es muy recomendable, pero de tono mucho más sobrio (no podía ser de otra forma), Cuatro poetas en guerra. Esto es, la adaptación gráfica del libro homónimo firmado por el hispanista Ian Gibson y centrado en cuatro nombres fundamentales de la literatura española del siglo pasado cuyo devenir quedó drásticamente marcado por la guerra civil y el franquismo. El primero de los cuatro episodios, centrado en Antonio Machado, muestra cómo el autor de Juan de Mairena se vio obligado a huir junto con parte de su familia, y cómo las duras condiciones vividas durante aquella odisea determinaron sin duda el dramático fin de sus días. Acto seguido, se nos recuerda que Miguel Hernández terminó sus días encarcelado y enfermo de tuberculosis a causa de las infrahumanas condiciones en las que él y otros muchos rojos apenas sobrevivían en prisión. A continuación, se nos muestra el final de Juan Ramón Jiménez, que aunque menos agónico que sus predecesores, estuvo marcado por la obligación de verse exiliado junto con su esposa Zenobia Camprubí, alejado de sus escasos amigos españoles y de su nutrida biblioteca, y sin haber disfrutado de la concesión del premio Nobel. Finalmente, el destino final de Federico García Lorca es sobrada y tristemente conocido por todos: apresado y fusilado en su Granada natal, y sin que todavía hoy conozcamos el paradero de sus restos mortales.
Estos cuatro capítulos de nuestra historia reciente son trazados de forma vigorosa por el dibujante Quique Palomo, que ya se aproximó a la obra de Gibson y a los mismos referentes históricos con sendas obras previas centradas en Machado y Lorca; y que aquí, haciendo uso de muy pocos tonos cromáticos, no desmerece a otras aproximaciones gráficas a sus protagonistas, como es el caso de títulos precedentes sobre los autores de Romancero gitano o Viento del pueblo a cargo de autores como Enrique Bonet, Carles Esquembre, Román López-Cabrera o los equipos artísticos formados por Pedro F. Navarro & Miguel Ángel Díez, Ramón Pereira & Ramón Boldú o El Torres & Carlos Hernández. Sin lugar a dudas, estamos por tanto ante un cómic muy recomendable para cualquier interesado por la literatura española del siglo XX, y que al igual que el firmado por Pedro Cifuentes no debería faltar en los centros docentes de este país... al que tanto le urge aprobar de una vez por todas una asignatura pendiente que se le resiste: la de la Memoria Histórica.
Un viaje por las letras, Le pont des arts (El puente de las artes) y Cuatro poetas en guerra están editados por HarperCollins Ibérica, Impedimenta y Planeta Cómic respectivamente.