Vida de perros

Luciano Arena Reload

Sé que ustedes, queridas personas, conocen de sobra aquel refrán que dice que “dos no discuten si uno no quiere”. Pero como también sabrán: el conocimiento de un refrán no obliga a su uso. De hecho hay ocasiones en que incluso interesa hacer justamente lo contrario para sacar beneficio de una situación. Resulta una estrategia que bien puede ayudarnos a mantener ocupado al adversario, o bien puede generar una cortina de humo que oculte nuestros movimientos. La disputa por el cierre al tráfico de vehículos de la calle Luciano López Ferrer parece ser una de esas discusiones estratégicas que pueden ayudar al actual Equipo de Gobierno a redondear su victoria en el próximo encuentro electoral.
Una tranquila reflexión sobre el asunto de la calle Luciano López nos descubre todo un juego de fuerzas en ocasiones contradictorias. Por un lado se trata de un ensanche que se suma a la remodelación del Paseo Chapí, luego su aceptación parece inclinar la balanza hacia una intervención que ha sido ampliamente criticada por diversos motivos (estéticos y medioambientales). Por otro lado, el ensanche otorga a la ciudad una zona peatonal, un tipo de espacio demandado desde algunos grupos políticos. Además, tal y como hemos comprobado a lo largo del verano, el tramo cerrado al tráfico se ha presentado como un espacio donde realizar actividades de ocio de todo tipo. Por último, y en caso de que todo siga adelante, esos metros de calzada se transformarán en una especie de Hall al aire libre para quienes cursen estudios en el Conservatorio de Música que albergará el Teatro Chapí. Demasiadas cosas en juego, como podemos observar, que además pueden llevarnos a contradicciones ideológicas en nuestra argumentación.

Al otro lado de estas líneas se encuentra el problema del tráfico: la sobrecarga que han sufrido las calles por donde se ha desviado la circulación y las dificultades con que se encuentran los vehículos de grandes dimensiones si en su transcurso se topan con vehículos mal aparcados o haciendo un mal uso de la zona de carga y descarga. Pero todavía hay un problema más grave: el presunto desacato del Equipo de Gobierno al acuerdo tomado en pleno que exige la reapertura de la calle al tráfico, con la consideración de mantenerla cerrada durante los fines de semana o durante la preparación y realización de alguna actividad. Este es obviamente el punto crudo del asunto. Incluso diría, atreviéndome a fantasear, que esa desobediencia al acuerdo plenario sería el cebo que yo utilizaría estratégicamente si, como dije al principio, jugara a desviar las fuerzas de los grupos adversarios. Obviamente, si hacemos cuentas, el Partido Popular de Villena no tiene necesidad de valerse de tales estrategias si de lo que hablamos es de ganar las elecciones.

La reapertura al tráfico de la Calle Luciano López Ferrer no resulta una empresa tan sencilla como pudiera parecer. No consiste únicamente en retirar los bolardos que impiden el acceso de vehículos a la zona. No lo es, porque como ya informó la señora Celia Lledó, no existe ningún tipo de señalización ni de protección, de separación entre el espacio destinado al Paseo Chapí y el que tras el acuerdo plenario retomaría su uso como vía destinada a la circulación de vehículos. Así parece indicarlo el informe de la Policía Local donde se explicitan las medidas necesarias para cumplir con la normativa de seguridad. Y así podemos entenderlo pensando en el asunto con sentido común, máxime tratándose de un espacio de juego infantil.

Resulta claro a todas luces el problema que legalmente presenta la disputada reapertura al tráfico del tramo. El Equipo de Gobierno no puede cumplir el acuerdo del Pleno porque el espacio no reúne las condiciones necesarias para llevarlo a cabo. El “problema” con el que se encuentra entonces el Equipo de Gobierno es que para abrir la calle debe destinar una partida presupuestaria que cubra la obra de acondicionamiento, y eso supone una inversión económica para la que no cuenta con fondos en sus presupuestos prorrogados desde 2008. Divertido, ¿no?, incluso Maquiavélico podríamos decir de no ser porque todo este problema parece haberse desarrollado azarosamente.

Entre tanto, el asunto ha calado en la opinión ciudadana de tal forma que algunas asociaciones vecinales se han manifestado al respecto llegando incluso a reunir firmas para manifestar la opinión popular –aquellas que se sabotearon al incluir las firmas de Francisco Franco y la de otros famosos–. Un incidente que aprovechó nuestra alcaldesa para convocar una rueda de prensa donde restar valor a la iniciativa. Un hecho inusual, la comparecencia de la alcaldesa ante los medios, que me hizo pensar en la importancia de la situación, me hizo preguntarme por qué alguien que mantiene tan a distancia a los medios decidió que ésta sí era una ocasión para convocarlos. Puede que no fuera únicamente el descrédito al colectivo que había reunido las firmas lo que buscaba, sino y por consecuencia el crédito de esa otra asociación tan obscenamente afín a sus ideas como dudosamente representativa del vecindario del Paseo. Un acontecimiento con ciertos tintes extraños como los que tiñen la famosa reunión secreta para tratar el mismo tema hace unas semanas y que fue suspendida por nuestra alcaldesa al presentarse a la reunión algunas personas que ella no convocó.

En cualquier caso, por mucho que yo yerre en mis conjeturas, no deja de ser curioso el inusitado interés y el esfuerzo económico que el Equipo de Gobierno ha mostrado respecto a un tramo de calle que a fin de cuentas no representa un verdadero problema para la ciudad ni abierto, ni cerrado.

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