Malestar y Festivales
Hace unos días nos encontramos con una noticia que hablaba del malestar de la empresa Sufriendo y Gozando (la organizadora de los Grandes Festivales en nuestra ciudad). Un malestar producido en el ámbito de la relación que mantiene con nuestro ayuntamiento. La noticia nos hablaba de una suma de pequeños incidentes y de pequeños detalles que han ido perjudicando bien el normal desarrollo técnico de su actividad, bien la imagen de la empresa, por cuanto han afectado a la calidad de sus servicios, afectando por tanto al bienestar de quienes asisten a los eventos anunciados.
Hay que hacer notar en este punto el tiempo requerido para crear un evento de tales dimensiones, así como la necesaria venta anticipada que obliga a indicar con antelación los servicios adquiridos con cada entrada (parking, zona de acampada, piscina...). Pero claro, si mezclamos anticipación, condiciones claras y ayuntamiento, nos encontramos con una bomba de relojería aquí y en casi cualquier parte. Parece que para que tal situación se resuelva adecuadamente necesitamos cumplir varios factores: experiencia, responsabilidad y coordinación. La experiencia la tenemos a estas alturas, pero en los siguientes puntos vemos que hoy por hoy no hay una disposición a designar a una persona para cumplir dicha tarea. Y no hablo de la creación de una concejalía específica para resolver dicho asunto como ocurre en otras localidades con situaciones similares, pero sí de una persona con libertad para dedicarse al proyecto. Una persona con línea directa con el resto de concejalías y por supuesto con alcaldía, pero libre para tomar unas decisiones que en algunos casos exigen respuesta inmediata.
Igualmente sacaba esta noticia a relucir el interés de otras poblaciones por contar con los servicios de la citada empresa y por llevarse a su territorio los festivales y demás actividades de las que ahora disfruta Villena. Son insinuaciones que nunca son bien acogidas, ya que los problemas se resuelven hablando y se han de tratar en una mesa de negociación donde se establezcan las condiciones y se establezcan los compromisos de cada una de las partes. Fuera de este escenario estos comentarios podrían sonar a amenazas encubiertas, a presiones precisamente fuera de lugar.
Yo creo que en Villena, por motivos que no trataremos hoy, hemos ido relegando la Concejalía de Cultura a una cotidianeidad en la que ya no nos resulta útil, apartándola de todo lo que ha venido nuevo, descartando así los métodos y procedimientos culturales. Han sido otras concejalías las que se han hecho cargo de los Festivales de música o de las próximas Fiestas del Medioevo. Hablo de las concejalías de juventud o turismo, por ejemplo. Que aplican sus propios procesos, sus propias miradas, al abordar dichos asuntos, y no son los adecuados. Ni tienen la dedicación, ni el personal, ni el concepto sociocultural del modo en que se deben afrontar estas actividades. Y como en todo, debe haber alguien responsable, alguien que sepa bregar con la situación y que pueda contar con la autoridad y los recursos para hacerlo.