Manuel Escribano
¿Quién es este? Cuando se vio la hemorragia y el semblante de El Juli camino de la enfermería, estaba claro que la cornada era fuerte y que estaría algún tiempo sin torear. Aunque siempre se dice aquello de que los toreros están hechos de otra pasta porque se recuperan en tiempo record, en esta ocasión el admirado maestro tendrá para varios meses y el primer compromiso que iba a perderse es la corrida de Miura en la clausura de la semana de farolillos.
Se ha olvidado por completo la épica de la tauromaquia, en la que los toreros más destacados afrontaban retos de alcurnia, como alternar con los más destacados, enfrentarse a las ganaderías más legendarias y dar la cara en las ferias más importantes así como en las fiestas de los pueblos. De la vergüenza torera hemos pasado a la desvergüenza del sector y desde la explosión de la burbuja, nadie había movido un dedo para mitigar la tomadura de pelo en que se estaba convirtiendo este bello espectáculo, y los torerillos se lo estaban llevando crudo a costa de los incautos. Tras dos temporadas ruinosas -entramos en la tercera y subiendo- se empiezan a ver algunos gestos como que Manzanares se atreva con uno de Victorino o que El Juli se hubiese apuntado a la de Miura, porque una cosa son los toros que infunden miedo y otra muy distinta los toretes que despiertan compasión.
Antes o después, Manzanares tendrá que sacarse la espina de su desastre en la encerrona y buena mora hubiera sido esta de Miura para quitar la otra. Pero como Manzanares no se ha atrevido a sustituir el herido Juli, debía haber sido otra figura de categoría similar la que hubiese copado la vacante, pero no hubo voluntarios porque faltan huevos en el escalafón. Por eso entró en el cartel Manuel Escribano, desconocido antes de la miurada y reconocido desde entonces por los buenos aficionados.
Era la primera corrida de este torero de Gerena que apenas toreó media docena en la temporada anterior y llevaba sin torear en la Maestranza desde 2007, pero aceptó un cartel que previamente habían rechazado los que van sobrados. Esta era su tarde, nunca mejor dicho porque no tenía ninguna otra a la vista, y con el primero de su lote mostró buenas credenciales, pero armó el taco con Datilero, sexto de la tarde y premiado con la vuelta al ruedo.
El diestro se libró de la pesadilla que supone saberse anunciado con la de Miura desde dos meses antes y esperemos que las dos orejas que paseó saliendo a hombros de sus partidarios le sirvan para abrirse hueco por méritos propios en un momento en que organizan las ferias entre cuatro a quienes les importan mucho los cuartos y un bledo la tauromaquia.
Por cierto, pitos para los informativos de televisión que se lanzaron como locos a emitir las imágenes de la espeluznante cogida de El Juli y que no han dedicado ni un segundo al incontestable triunfo de Escribano.