Medir con la misma vara
Igual que el concepto de sensación térmica se impone sobre la fiabilidad del termómetro, el tiempo transcurrido durante los días festivos parece imponerse al del calendario. Por eso aunque apenas hemos faltado una semana en los kioscos, parece que ha sido más el tiempo transcurrido desde aquella noticia a la que hoy voy a hacer referencia. Y aunque nuestras retinas estén acostumbradas a velocidades catódicas, velocidad de ruptura y reconciliación de la Esteban, hemos de pensar que la vida se cocina tan larga y pesadamente como la comida en el interior de una boa.
La noticia en este caso, tomada así precipitadamente, apenas dio oportunidad para hacerla aparecer en la editorial: Semana Socialista de Pasión. El tiempo transcurrido desde entonces, junto a los días de fiesta y al silencio mantenido por el grupo protagonista, parecen haber consolidado la noticia: la de la ruptura interna del Partido Socialista de nuestra localidad. Un asunto que en todo caso pertenece al ámbito privado del partido y que ha sido aireado interesadamente vaya usted a saber por quien. Un asunto que ni remotamente se puede medir con la misma vara con la que medimos la ruptura sufrida en el Partido Popular. Entre otras causas porque no hay color en cuanto a las responsabilidades y deberes que se violentan en cada uno de los casos respecto a la ciudad.
No voy a posicionarme respecto a lo sucedido en el Partido Socialista puesto que poco o nada infiere de momento en cuanto a las responsabilidades que actualmente podemos exigir de tal grupo. En cambio sí me veo en la obligación de discutir aquellas sentencias que intentan medir con la misma vara las discrepancias dadas en el partido de Gobierno y las dadas en el grupo de la oposición. En primer lugar porque las responsabilidades no son las mismas, como tampoco lo son las consecuencias. En segundo lugar porque llevar a la luz pública los conflictos internos de un grupo político, o deportivo, o cultural, y hacerlos aparecer como determinantes, demuestra que se ignora que el crecimiento personal, grupal, ideológico, espiritual, se da gracias a las contradicciones, a los conflictos. Cuestionarse las propias ideas, los propios métodos, y sacar conclusiones del proceso. Crecer. Adaptarse. Corregirse.
Por eso me ha resultado tan extraña y molesta la celeridad de los medios de comunicación para dar a conocer la situación. Porque parecen realizar (ellos u otras personas) una jugada oportunista, destructiva. Una jugada, noticia, filtración, que no se apoya en el testimonio de ninguna de las partes involucradas, sino que surge del frío a sabiendas del deterioro que provocará. A sabiendas de lo que la ligereza, el hastío, la revancha, o la comparación, harán con la noticia. A sabiendas de la costumbre de este país de medir todo con la misma vara.